«El congreso nos ha hecho sentir la importancia fundamental de la misión de la Iglesia para la humanidad y la exigencia de la fidelidad a esta misión», afirmó el cardenal José Policarpo, patriarca de Lisboa, en la misa de clausura, según refiere la agencia católica portuguesa «Ecclesia».
Esta iniciativa «no acaba aquí», siguió aclarando en la homilía de la celebración eucarística, «pues continúa en la sesión de Bruselas», prevista para el próximo año», y «adquiere una profundidad nueva en las ciudades que ya han organizado estas sesiones», París y Viena.
«Es necesario encontrar la convergencia de estos dos dinamismos: el entusiasmo de las ciudades que organizarán las próximas sesiones y la riqueza del «post-congreso», en el caso de las que ya lo han organizado. En 2007, se celebrará en Budapest.
Con el lema «Cristo vivo», el Congreso ha organizado misiones ciudadanas, conferencias, laboratorios, conciertos, espectáculos teatrales, exposiciones, y, obviamente, celebraciones masivas de la Eucaristía.
Unos 500 voluntarios se movilizaron para garantizar la organización del Congreso: quince de ellos asistieron a los 70 periodistas acreditados; 120 jóvenes «misioneros» extranjeros y portugueses participaron en las siete misiones internacionales; y unos 150 voluntarios del patriarcado y del Movimiento de los Focolares garantizaron la acogida en las parroquias de la ciudad.
Centenares de familias de 55 parroquias y 20 casas religiosas de la diócesis de Lisboa han querido asociarse al congreso ofreciendo hospitalidad a los participantes.
Para participar en el congreso, se han desplazado desde el extranjero 400 personas procedentes de Angola, Austria, Bélgica, España, Francia, Hungría, y Reino Unido.
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