Realizada en uno de los salones de la principal mezquita de Moscú, la conferencia conmemoró el cuadragésimo aniversario de la declaración «Nostra Aetate» del Concilio Vaticano II, sobre la relación entre la Iglesia católica con otras religiones no cristianas.
Organizada por el Consejo Mutfí de Rusia, la Dirección Espiritual Musulmana para la parte europea de Rusia, la arquidiócesis católica de «La Madre de Dios en Moscú» y el Instituto Teológico-Bíblico «San Andrés», la conferencia significó un avance importante en las relaciones entre católicos y musulmanes en este país, no sólo en el ámbito social y cultural, sino también en las posturas teológicas.
Monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de la arquidiócesis, señaló que «en el contexto actual prevaleciente entre las religiones del mundo, la conferencia cobra una relevancia extraordinaria cuando no sólo nuestra sociedad local, sino mundial, se enfrenta al llamado de tiempos más peligrosos».
«Las diferentes religiones debemos responder en conjunto a estos llamados de una manera digna y adecuada. Es nuestra obligación moral y nuestro deber ciudadano», afirmó.
«Es paradójico que, por un lado, el mundo moderno se vuelva cada vez más secular y viva como si Dios no existiera. Pero, por otra parte, implore de los líderes religiosos: ¡ayúdennos, toda nuestra esperanza está en ustedes!», dijo monseñor Kondrusiewicz.
El arzobispo expresó también que, «aunque desafortunadamente, la esperanza en las religiones para resolver los problemas mundiales no ha dado los resultados esperados, estamos obligados a enseñar al mundo, ensuciado por la desigualdad, el relativismo moral, la xenofobia, la corrupción, los interminables conflictos bélicos y el terrorismo, que el diálogo recíproco y la tolerancia entre creencias diferentes tienen camino para sanar los problemas mundiales».
Y es precisamente en este marco, en el del mutuo entendimiento, que la conferencia entre católicos y musulmanes en Rusia decidió celebrar los 40 años de la declaración «Nostra Aetate», promulgada al término del Concilio Vaticano II (1962-1965).
En su tercer capítulo, promueve por primera vez, un nuevo y necesario entendimiento de los católicos con los creyentes en el Islam, «que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso». También señala los puntos de dogmas que son comunes a ambas religiones nacidas de la tradición de Abraham.
«Cuarenta años atrás inició la época del diálogo y la unidad entre confesiones», recordó Ravil Gainutdin, presidente del Consejo Mutfí de Rusia.
«Por primera vez en la historia de las relaciones cristiano-musulmanas, la Iglesia vio en los musulmanes no al enemigo ni a herejes, sino a participantes con igualdad de derechos en las relaciones entre la humanidad», agregó.
Según sus palabras, «la declaración «Nostra Aetate» puso las bases para la cooperación recíproca entre católicos y musulmanes a escala mundial».
Asimismo, y recordando la contribución del precedente Papa, Ravil Gainutdin señaló: «nosotros los musulmanes reconocemos en la persona de Juan Pablo II a un gran reformador religioso, que influyó grandemente en la difusión de la idea del Concilio Vaticano II y en el diálogo entre religiones».
Por su parte, el padre Igor Byzhanov, secretario para las Relaciones Intercristianas del Departamento de Relaciones Religiosas del Patriarcado de Moscú, en su participación dentro de la conferencia, señaló que los principios de la declaración «Nostra Aetate», son hoy, más que nunca, actuales en la vida de Europa, donde los recientes acontecimientos de odio en Francia pusieron en cuestión la existencia de la cultura musulmana y cristiana, inclusive en Rusia.
«La Iglesia Ortodoxa Rusa, puede dar un buen ejemplo del diálogo práctico», continuó el padre Byzhanov, quien, en su opinión, «es un diálogo optimista y amistoso».
«Si en la base de las relaciones entre diferentes religiones existe el amor, entonces no habrá lugar para la enemistad, el extremismo y el terrorismo», dijo.
No menos importante dentro de la conferencia, fue la declaración conjunta que unió a los participantes:
El documento observa textualmente que:
–«en la vida social se amplía un espacio de actividades que no es compatible con las convicciones religiosas»;
–«los procesos de globalización, secularismo y relativismo moral ignoran los intereses y demandas de las organizaciones religiosas y los creyentes»;
–«el mundo no mejorará resolviendo sus problemas sólo en los límites del secularismo».
Los participantes se dijeron convencidos de que
–«cada hombre tiene derecho a la libertad de conciencia y a adorar en concordancia según sus creencias religiosas»;
–«el extremismo es ajeno al carácter religioso y el Dios Todo Poderoso no bendice la violencia y el terrorismo»;
–«el entendimiento, el diálogo y la tolerancia entre diferentes creencias tienen un camino para sanar los problemas del mundo»;
–«las organizaciones religiosas tienen los recursos suficientes para optimizar las actividades de personas por separado y en comunidades»;
–«las doctrinas sociales cristianas y musulmanas tienen puntos en común cuyo conocimiento puede disminuir las tensiones e incitar al estudio de estas religiones mundiales con fines de una colaboración más fructuosa»;
–«cristianos y musulmanes deben hacer todo lo posible para responder conjuntamente al llamado de los tiempos».
De igual forma, los participantes de la conferencia «Islam y cristianismo: en el camino hacia el diálogo», consideraron indispensable el intercambio de documentos y estudiantes entre ambas religiones para profundizar y que profundicen en el conocimiento de las mismas.