CIUDAD DEL VATICANO, martes, 30 mayo 2006 (ZENIT.org).- Los nuevos movimientos y comunidades eclesiales, con los que se encontrará este sábado en la vigilia de Pentecostés el Papa, han sido una sorpresa para la Iglesia, que «nadie había previsto», considera Benedicto XVI.

El arzobispo Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, a quien el Santo Padre ha encargado la organización de ese encuentro, que debería congregar a unas 300.000 personas en la plaza de San Pedro, reveló este martes detalles sobre la relación entre Joseph Ratzinger y estas nuevas realidades eclesiales.

«Las relaciones del Papa Benedicto XVI con los movimientos eclesiales son antiguas», explicó el arzobispo polaco en un encuentro con los periodistas en la Sala de Prensa de la Santa Sede.

«Sus primeros contactos con estas realidades, que después se intensificaron y profundizaron, convirtiéndose en una auténtica amistad, se remontan a la mitad de los años sesenta, cuando era profesor en Tubinga. Era el período difícil tras el Concilio Vaticano II, pero para los ojos del teólogo esos nuevos carismas se revelaron inmediatamente como un don providencial».

El cardenal Ratzinger describió así su origen: « He aquí que el Espíritu Santo, por así decirlo, había pedido de nuevo la palabra. Y en hombres jóvenes y en mujeres jóvenes renacía la fe, sin "si" ni "pero", sin subterfugios ni escapatorias, vivida en su integridad como don, como un regalo precioso que ayuda a vivir».

El entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe hizo este análisis el 27 de mayo de 1998 al inaugurar en Roma el primer Congreso mundial de los movimientos eclesiales convocado por Juan Pablo II.

El Papa, aseguró monseñor Rylko a los periodistas, «ve en los movimientos "maneras intensas de vivir la fe"», «minorías creativas» que, según Arnold Toynbee, «son determinantes para el futuro del mundo».

Para Benedicto XVI no existe contraposición entre una Iglesia «jerárquica» y una Iglesia «carismática». «Hay que encontrar la adecuada colocación teológica de los movimientos en la Iglesia en la apostolicidad, la dimensión de la que surge el vínculo particular que les une al ministerio del sucesor de Pedro», aclaró el arzobispo.

«El papado no ha creado los movimientos, pero para ellos ha sido un apoyo esencial en la estructura de la Iglesia y su pilar eclesial», afirmó en la conferencia de 1998 el cardenal Ratzinger. «El Papa necesita de estos servicios, y éstos necesitan de él, y en la reciprocidad de los dos tipos de misión se cumple la sinfonía de la vida eclesial».

Ahora, como Papa, Benedicto XVI está profundizando en esta visión, indicó el prelado polaco. Al encontrarse con los obispos alemanes en Colonia, el 21 de agosto pasado, les dijo: «La Iglesia ha de valorizar estas realidades y, al mismo tiempo, conducirlas con sabiduría pastoral, para que contribuyan del mejor modo posible con sus propios dones a la edificación de la comunidad».

«Las Iglesias locales y los movimientos no son opuestos entre sí, sino que constituyen la estructura viva de la Iglesia», añadió el Papa en esa ocasión

Por este motivo, Benedicto XVI ha convocado el segundo encuentro de los movimientos con el Papa, después del que mantuvo Juan Pablo II en Pentecostés de hace 8 años, el 30 de mayo de 1998.

Legión de María

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 29 mayo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos, de la Legión de María.