ROMA, martes, 5 junio 2007 (ZENIT.org).- Según monseñor Olorunfemi Onaiyekan, arzobispo de Abuja, la Conferencia Episcopal de Nigeria ha aconsejado a los nigerianos, que cuestionan los resultados de las elecciones presidenciales de abril, que exijan su revisión ante los tribunales.
En el transcurso de los comicios se registraron irregularidades, y esto provocó grandes protestas en Nigeria y el extranjero.
Monseñor Onaiyekan le ha explicado a la asociación católica internacional de carácter pastoral Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que los nigerianos están acostumbrados a ser gobernados por dirigentes que no han elegido. Desde hace décadas, el pueblo nigeriano viene siendo la víctima de esta situación, pero cada vez más personas ya no están dispuestas a aceptarlo. «Una democracia debe ser una democracia», precisa.
El arzobispo asegura que la Iglesia insiste cada vez más en una política justa y responsable, exigiéndole al Estado que asuma sus responsabilidades.
Señala que la Iglesia es muy activa en el ámbito social, pero que tampoco puede hacerse cargo de todas las obligaciones del Gobierno. «No podemos cuidar a todos los enfermos del país ni hacernos cargo de todas las escuelas. Es el Gobierno quien dispone de nuestro dinero para ello, de forma que debe cumplir con sus obligaciones».
Monseñor Onaiyekan reprueba el hecho de que la opinión pública dedique tanta atención al problema del calentamiento global y al cambio climático, mientras que «el sobrecalentamiento provocado por la pobreza y la injusticia» pasa inadvertido. Señala que los ricos en Nigeria no lo son por haber trabajado duro, sino por haberle robado el dinero al pueblo.
Según el arzobispo, aprovechan recursos legales para «robarlo», pues las «llamadas reformas económicas» producen millonarios al tiempo que arruinan a los pobres de los suburbios. Dice que los pobres ya no están dispuestos a soportarlo todo pacientemente, y que la ira crece, pues la gente está bien informada acerca del nivel de vida de otros lugares del mundo.
El arzobispo explica: «Fruto de la ira puede ser lo que a menudo se califica de terrorismo. Yo no apruebo esta reacción, pero la juventud ya no quiere vivir con la injusticia y llega un momento en que piensan que, de todas formas, ya no tienen nada que perder».
En su opinión, también el mundo occidental contribuye en gran medida a la injusticia reinante. El arzobispo exige que Europa y América hagan «examen de conciencia»: «Deberían plantearse cómo explotan nuestros recursos. ¿A dónde van a parar los millones de dólares que los políticos corruptos se meten en el bolsillo? Están en cuentas bancarias extranjeras, donde ni siquiera sirven para conceder créditos en Nigeria», denuncia Mons. Onaiyekan, quien asegura que no se trata de unos puntos más o menos de ayuda, sino de por qué algunos países siguen siendo pobres.
El arzobispo de Abuja exige una «revolución del pensamiento»: «Todos los seres humanos deben entender de una vez por todas que la humanidad es una gran familia». Y también las diferentes religiones deberían, según él, «juntar sus fuerzas espirituales para abordar juntas los retos comunes». «Aquí no se trata de si somos cristianos o musulmanes. Todos estamos hartos de la situación y debemos trabajar codo con codo. Hay que impedir que unos políticos corruptos manipulen la religión en su propio beneficio. Somos una nación oprimida antes que una Iglesia oprimida», prosigue el arzobispo.
Según monseñor Onaiyekan, los problemas no residen en una población en la que, como él asegura, la convivencia es buena, sino en el ámbito de la política.