Visita del general libanés Michel Aoun al Vaticano

Entrevista con el candidato a la presidencia del Líbano

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ROMA, domingo, 10 junio 2007 (ZENIT.org).- El general Michel Aoun, líder militar y político libanés, visitó esta semana pasada el Vaticano para entrevistarse con el arzobispo Dominique Mamberti, secretario de Estado de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados.

Nacido en 1935, desde que regresó a su país en el año 2005, tras 15 años de exilio en París, se ha convertido en uno de los protagonistas del agitado panorama político libanés.

Candidato a la presidencia, actualmente, dirige el Movimiento Patriótico Libre, uno de los partidos políticos en la oposición.

Esta fue la entrevista que concedió a Zenit.

–General, usted es jefe del mayor bloque parlamentario con mayoría cristiana árabe. ¿Qué significa para usted su visita al Vaticano?

–M. Aoun: Para mí, el Vaticano es la referencia espiritual suprema en el seno de la Iglesia católica. Podemos también decir que es una autoridad moral importante en el conjunto del mundo cristiano, católico o no católico. Las posiciones del Vaticano tienen influencia a nivel ético y moral. Y nosotros, en cuanto maronitas, formamos parte del mundo católico.

Cuando el Líbano pasa por crisis o pruebas, consideramos que es importante informar a los responsables en el Vaticano de la situación en curso, dado que la imagen mediática difundida refleja antes los intereses de quienes la producen que la realidad de lo vivido por los ciudadanos del pueblo libanés.

De ahí la importancia de venir en persona, de dialogar y de discutir con los responsables (del Vaticano) para esclarecer esta imagen. Ciertamente, nos entrevistamos con personas dotadas de sentido crítico y capaces, por tanto, de discernir lo verdadero de lo falso. Esto permite que las tomas de posición de la Iglesia ya sean posiciones morales, consejos u otra cosa, sean más útiles y más objetivas.

–Tras su larga experiencia de fe, ¿es posible hablar de la cristiandad árabe? ¿Se puede decir que existe?

–M. Aoun: La cristiandad árabe es una de las primeras formas de cristiandad que se expandió en la península árabe, en Mesopotamia y hasta los confines de la India. El norte de Siria conserva una multitud de vestigios cristianos que todavía se pueden ver hoy y la historia árabe escrita muestra que los cristianos estaban muy extendidos. Sólo queda una parte mínima de cristianos árabes pero, históricamente hablando, éstos estaban presentes en toda la península árabe.

–¿Cuál es el papel de los cristianos árabes de nuestro días?

–M. Aoun: Los cristianos del Líbano agrupan a maronitas, greco-ortodoxos, greco-católicos y otras confesiones. Sin contar que hay cinco patriarcas que llevan el título de «patriarcas de Antioquía». Todos sabemos que de Antioquía partieron los primeros cristianos y la Buena Noticia.

En mi libro, he evocado la presencia cristiana en Oriente, nuestras raíces históricas y el hecho de que no somos emigrantes sino habitantes autóctonos establecidos en Oriente 662 años antes del nacimiento del Islam. Hay algo de confusión entre los occidentales sobre lo que entienden por árabe. Todo lo que es árabe no es necesariamente musulmán.

Lo árabe, en cuanto raza, engloba todas las religiones. En cuanto a la civilización árabe, son los cristianos los que más han trabajado para mantenerla y los que han conservado la lengua árabe. Ellos estaban entre los escribanos más ilustres e incluso en el tiempo del Califato, los poetas de la corte eran cristianos, como por ejemplo el poeta Al-Akhtal.

Los árabes forman parte del mundo oriental, de ahí la importancia de la exhortación apostólica postsinodal para el Líbano escrita por el Papa Juan Pablo II, publicada en mayo de 1997, que habla de los cristianos del Líbano y de Oriente. Por otra parte, los cristianos del Líbano siguen siendo, en esta hora, una referencia en Oriente Medio, y su modelo de relaciones constituye una seguridad y una garantía para la presencia de los cristianos en los demás países árabes de la región.

–Sabemos que en el Islam hay un vínculo intrínseco entre la política y lo social. ¿Espera usted que el Líbano llegue un día a separar la política de la religión?

–M. Aoun: En cuanto movimiento político, buscamos separar la esfera política de la religiosa. El Líbano ha conocido períodos –como el de la guerra otomana que fue una de las más crueles e injustas– durante los cuales la gente era obligada a «afiliarse» a una determinada religión, en nombre de la política de marginación y de persecución.

La situación luego empezó a mejorar después de la Primera Guerra Mundial, cuando el Líbano se constituyó como protectorado francés, hasta llegar a la independencia en virtud del pacto nacional. En ese momento, la influencia cristiana en la vida social era notable y los cristianos eran elementos activos en la vida política hasta el inicio de los acontecimientos de los años setenta –el enfrentamiento civil entre cristianos y musulmanes (1975–1980)–, que trastornarno el equilibrio político, trayendo consigo la marginación de los cristianos.

El Líbano no puede subsistir sin un gobierno equilibrado con la participación de todos, cristianos, chiíes y suníes. Michel Chiha –descanse en paz–, una de las figuras más eminentes que comprendieron bien la realidad libanesa, decía: «Quien quiera que trate de anular la confesión en el Líbano quiere en realidad suprimir el Líbano».

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ZENIT Staff

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