WASHINGTON, viernes, 15 junio 2007 (ZENIT.org).- El presidente de la Comisión de Migración de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos hizo un llamamiento al Senado para que vuelva a considerar la posibilidad de una reforma integral de la legislación sobre inmigración tan pronto como sea posible, en un mensaje hecho público el 8 de junio.
«Nuestra nación no puede permitirse esperar para resolver este importante tema humanitario», dijo el obispo Gerald R. Barnes de San Bernardino.
«Es importante que el Senado de Estados Unidos mejore la legislación para preservar la unidad de la familia y asegurar que el programa de legalización es factible y justo –dijo el obispo Barnes–. Los obispos de Estados Unidos trabajarán con el Senado para realizar estos cambios y para la aprobación de la legislación».
«El tema de la inmigración es demasiado importante para que nuestros funcionarios elegidos lo abandonen. No puede esperar varios años más. Hay seres humanos que están sufriendo y muriendo. La Justicia exige que nuestros funcionarios elegidos detengan este sufrimiento y enmienden nuestro deshecho sistema de inmigración. Nuestra nación puede crear un sistema de inmigración que sirva a las necesidades de nuestra economía y mantenga los derechos y la dignidad de la persona humana», concluyó su mensaje al Senado el obispo.
Por otra parte, los obispos de México y Estados Unidos pactaron un acuerdo para apoyar cambios en la legislación estadounidense en materia migratoria, poco después de que el presidente George W. Bush exhortara a los legisladores republicanos para que apoyen su reforma a las leyes de inmigración.
«Se debe prestar particular atención a la legislación para mejorar los programas de legalización y trabajadores temporales y preservar la unión familiar», señaló el documento difundido el jueves por las conferencias episcopales católicas de ambos países y que fue acordado el martes en San Bernardino, California.
Bush dijo el martes que es el momento de hacer los cambios necesarios para la legalización de 12 millones de inmigrantes y reforzar las fronteras; sin embargo esta propuesta quedó frenada por la oposición de algunos legisladores en el Capitolio.
Aunque en la carta los obispos también exhortan al Gobierno mexicano a que adopte reformas económicas que originen empleos, el presidente mexicano Felipe Calderón no ha hecho de la migración un tema prioritario en sus relaciones con Estados Unidos.
«Nuestros dos gobiernos deben colaborar para poner fin al sufrimiento que afecta a los migrantes en nuestros dos países», agregaron los obispos.
Tanto la Iglesia Católica en Estados Unidos como en México persisten en su compromiso de defender los derechos de los migrantes en ambos países y afirmaron que «seguiremos luchando por ellos hasta que se haga justicia».
Estas declaraciones fueron acordadas el 11 de junio en San Bernardino, California, pero no se dieron a conocer hasta el 14 de junio.