NUEVA YORK, miércoles, 23 octubre 2007 (ZENIT.org).- El cardenal Nicholas Cheong, administrador apostólico de Pyongyang, ha pedido oración especial por la comunidad norcoreana, en el 80º aniversario de la circunscripción eclesiástica.

Los Misioneros de Maryknoll organizaron en Nueva York la celebración de este aniversario y expresaron la esperanza de que se revitalice la comunidad católica de la región, según se hizo eco el jueves pasado la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos a través de su órgano informativo «Fides».

Estos misioneros contribuyeron grandemente a la evangelización de Corea, y sufrieron pérdidas humanas tras la expulsión de su comunidad de Corea del Norte con la llegada del régimen comunista.

La Iglesia en el país asiático confía en que, tras el reciente acuerdo firmado por los gobiernos de norte y sur de Corea hacia la distensión económica, social y política, se abra también nuevos horizontes de evangelización y fe.

También arzobispo de Seúl, el cardenal Cheong estuvo presente en la fiesta de aniversario; celebró la Santa Misa en presencia de numerosos sacerdotes, religiosos y fieles coreanos y de otras nacionalidades.

El purpurado les exhortó a comprender la difícil situación que vive la población norcoreana y a orar por los hermanos y hermanas de esa parte del país.

«Es nuestro deber recordar y apoyar a ese pequeño grupo de fieles católicos que queda en Corea del Norte, que ha vivido en un prolongado silencio después de la división de la península», señaló el cardenal Cheong.

Igualmente hizo hincapié en la generosidad de los 92 misioneros de Maryknoll que dedicaron su vida a la evangelización del norte de su país.

La Iglesia católica presente en el sur promueve desde hace años la «Jornada de la Unidad y de la Reconciliación del Pueblo Coreano», además de que ha procurado mantener siempre vivas las relaciones con el Norte, organizando visitas de delegaciones católicas, especialmente vinculadas a temas de cooperación y ayuda humanitaria a través de Caritas.

Explica la agencia del dicasterio misionero que las esperanzas de la Iglesia en Corea del Sur de poder regresar a evangelizar el Norte jamás se han apagado; Seúl cuenta con un vicario episcopal para la diócesis de Pyongyang –capital norcoreana— que trabaja para alentar la reconciliación y la unificación de la península.

Y son muchos los sacerdotes norcoreanos que se han puesto a disposición para desarrollar su ministerio en Pyongyang; todos han expresado asimismo el deseo de trabajar por la reconciliación de Corea.

El discreto reflorecimiento de la Iglesia católica en la región comenzó después de 1989, cuando la religión católica fue reconocida a través del establecimiento de la «Asociación Católica de Corea del Norte» --controlada por el gobierno--.

Actualmente los católicos norcoreanos viven su fe en un ámbito familiar; reciben de cuando en cuando las visitas de representantes de la citada asociación.

Tres mil católicos es la cifra –apuntada por el gobierno-- de fieles en el Norte del país, donde sólo hay una iglesia, en Pyongyang.

Desde finales de la guerra civil, en 1953, las tres circunscripciones eclesiásticas norcoreanas (Pyongyang, Tokwon y Hamhung) y toda la comunidad católica sufrieron la brutalidad del régimen estalinista: no dejó vivo a ningún sacerdote local y expulsó a los extranjeros.