MONTECASSINO, lunes 25 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- La visita de Benedicto XVI a Montecassino, donde se encuentra la abadía fundada por san Benito de Nursia, culminó este domingo con una oración por los caídos en todas las guerras, en todo el mundo.
Tras haber celebrado en la mañana una multitudinaria misa con la población local y tras haber presidido las vísperas junto a monjes y monjas benedictinos de todo el mundo, el Papa terminó su visita pastoral con la visita al cercano Cementerio Militar Polaco, donde descansan los restos de soldados de ese país que lucharon contra el nazismo.
Tras la visita privada al cementerio, el Papa encendió una lámpara votiva en la plaza central del camposanto y rezó la oración por los caídos de todas las guerras y de todas la naciones.
«Acoge en tu abrazo misericordioso a los caídos de la guerra que arrasó este lugar, a los caídos de todas las guerras que han ensangrentado la tierra», imploró el Papa en su oración.
«Concede a los que en el mundo sufren todavía por el odio ciego de guerras fratricidas –añadió–, la fuerza de la esperanza sin ocaso, el sueño de una civilización del amor definitivamente realizada, el valor de una acción de paz real y diaria».
Tras la oración, el Papa se trasladó en automóvil a la explanada Pax de la abadía de Montecassino, desde donde regresó en helicóptero al Vaticano, donde aterrizó a las 19,30.