Cuando la ideología de género se opone a la mujer

Entrevista con la socióloga chilena Ana María Yévenes Ramírez

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SANTIAGO DE CHILE, domingo, 7 junio 2009 (ZENIT.org-El Observador).- El tema de la ideología de género -en su vertiente más difundida de «equidad de género»-  ha ganado muchas posiciones en el escenario social y en la agenda de política; con todo sigue siendo un tópico difícil de tratar puesto que en muchos aspectos y en sus orígenes apunta en sentido contrario a la esencia de la familia.

La doctora Ana María Yévenes Ramírez, socióloga chilena y experta en temas de la familia, hace en esta entrevsita un análisis de la ideología de género desde las ciencias sociales y particularmente desde el análisis cultural. De entrada aclara que no pretende «demonizar absolutamente nada», lo que no significa la ausencia de una visión crítica.

–¿Es el género, una «construcción» social?

–Ana María Yévenes Ramírez: La ideología de género tiene sus raíces en los movimientos feministas radicales de los años sesenta ya que algunos autores que iniciaron con esta ideología dicen que el género es una construcción cultural, por consiguiente no es resultado del sexo, ni tan aparentemente fijo como el mismo sexo. Al teorizar sobre esto el género viene a ser como un artificio libre de ataduras; en consecuencia, hombre y masculino podría significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino.

Estas ideas estuvieron presentes dentro del debate que se hizo tanto en la opinión pública como en las discusiones de la IV Conferencia de la Mujer, patrocinada por la ONU en Pekín en 1995: Las feministas de género manifestaron la urgencia de deconstruir los papeles sociales de hombre y mujer porque esta socialización afectaba a la mujer negativa e injustamente. El hombre-marido, desde esta perspectiva, entonces aparece como un opresor, y pasamos aquí de lo que es el concepto de lucha de clases a lo que podemos llamar lucha de sexos.

Así las cosas, el matrimonio y la familia, pueden ser vistos casi como una secta, y la maternidad como un estorbo. Toda diferencia entre el hombre y la mujer, bajo esta visión, es construcción social y por lo tanto puede ser cambiada. Ya no existirían, de esta forma, dos sexos sino muchas orientaciones sexuales.

–¿Cómo una ideología que se aparta de lo normal ha tenido tanta acogida?

–Ana María Yévenes Ramírez:  Porque se hizo cargo de un problema real, la situación desmejorada de la mujer. Ahí la ideología de género hace surgir el concepto de empoderamiento político, económico, laboral y en la relación con la pareja. Hay que tener en cuenta que las líneas originales en su aterrizaje en la población ha sufrido grandes cambios: no llega a la gente lo que es la ideología de género, digamos, de manera químicamente pura, como pasan con todas las cosas, particularmente el Latinoamérica, vivimos procesos de individuación y mestizaje, por ejemplo se habla del combate del tema del machismo, como bandera de lucha tan presente en México. En Chile hay muchas mujeres que han participado en programas de los distintos gobiernos en tema de la igualdad de género, pero cuando se le plantean estos otros temas, la visión de la familia, la visión de la maternidad no concuerdan con ello.

Lo que hoy se aplica como equidad de género no es lo que originalmente atañía a este pensamiento:; este proceso de mestizaje, es parte del cambio cultural más profundo que se produce en nuestra sociedad. Recordemos que el cambio se inicia en cómo usamos nuestras palabras, en el lenguaje que utilizamos.  Junto con la crítica que se dirige a esta ideología, debemos hacernos una autocrítica como Iglesia católica: ¿qué respuesta dimos nosotros a esta problemática de fondo? Siento que mucho de lo que pasó es nuestra responsabilidad por nuestro silencio, por no haber respondido a esa necesidad que había dentro de la cultura.

–¿Existen algunos aportes positivos de la ideología de género?

–Ana María Yévenes Ramírez: Primero, poner a la mujer en el foco porque objetivamente la mujer estaba siendo de alguna manera ignorada; parte de ello es porque el tema del trabajo remunerado consideraba muy aparte el trabajo doméstico. Además, la ideología de género trajo mejoras sustanciales en materia de salud de la mujer; mayor cuidado físico, por ejemplo en la detección de algunos tipos de cáncer; una mayor preocupación por el cuerpo; trajo también una mayor protección a la mujer en cuanto al tema de la violencia intrafamiliar; o en materia laboral. Ha permitido mejorar el acceso a una mayor educación formal de la mujer.

–¿Y los negativos?

–Ana María Yévenes Ramírez: La ideología de género ha fomentado un empoderamiento antagónico de la mujer en contra del hombre. En la práctica ha transformado a la mujer en un objeto que era lo que precisamente se pretendía combatir. Digo un objeto, porque según en muchos textos de los estudios que se están desarrollando sobre esta materia, se privilegia la dimensión económica, del desarrollo, del trabajo por sobre el desarrollo humano y propio de la mujer, consecuencia precisamente de lo anterior es que se está obstaculizando el desarrollo integral de la mujer, su plenitud y con ello se le está privando de la felicidad.

–Finalmente, ¿cuáles son las repercusiones en la familia?

–Ana María Yévenes Ramírez: No es un misterio para nadie cómo ha aumentado el número de mujeres asesinadas por sus parejas porque no se ha trabajado con los hombres a la misma velocidad con que se ha trabajado con las mujeres y eso es tremendo. También ha impactado en el tema del testimonio, porque finalmente nuestros jóvenes se entusiasman por el matrimonio por el testimonio que reciben, testimonio de amor, de compañerismo, y es más se está poniendo en jaque el desarrollo de los pueblos.

Por Gilberto Hernández García

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ZENIT Staff

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