La generación del Matrimonio

La juventud considera la felicidad matrimonial como la máxima prioridad

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Por Carl Anderson

NEW HAVEN, lunes 22 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- Una nueva encuesta de los Caballeros de Colón / Maristas demuestra qué importante es llegar realmente a la próxima generación de católicos. Los resultados de la reciente encuesta a los estadounidenses más jóvenes del Milenio (nacidos entre 1978 y 2000) reveló una combinación de noticias esperanzadoras y áreas de preocupación para la Iglesia Católica, que podría ser útil a los evangelizadores católicos – laicos, sacerdotes y religiosos – y en especial a los que tratan con los jóvenes.

Es alentador que la encuesta mostrara que entre los “milenarios” que se identifican como católicos – no sólo los católicos practicantes – el 85% cree en Dios. Sus prioridades son casarse y estar cerca de Dios. Alrededor del 82% piensa que el matrimonio está infravalorado, y más del 60% piensa que el aborto y la eutanasia son moralmente equivocados.

Esta es la buena noticia. Pero lo verdaderamente preocupante es que el 61% cree que está bien para los católicos practicar más de una religión. Casi 2 de cada 3 se consideran como más espirituales que religiosos, y el 82% ver las cuestiones morales como relativas.

Estos problemas no son sólo especulaciones – son un hecho. Y son un hecho de que Benedicto XVI tuvo la visión increíble de hablar de ellos hace unos cinco años.

Hablando en el funeral de Juan Pablo II, pocos días antes de ser elegido Papa, el entonces cardenal Joseph Ratzinger advirtió al mundo de que se estaba imponiendo una «dictadura del relativismo».

Él dijo: «Hoy en día, tener una fe clara basada en el Credo de la Iglesia, se etiqueta a menudo como fundamentalismo. Mientras el relativismo, es decir, el dejarse ‘llevar de aquí para allá, llevado por todo viento de doctrina’ parece la única actitud que puede hacer frente a los tiempos modernos. Estamos construyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo, y cuyo objetivo final consiste únicamente en el propio ego y sus deseos».

Un objetivo diferente

En contraste con esa visión distorsionada del mundo, ofreció algo más: «una meta diferente: el Hijo de Dios, el verdadero hombre. Él es la medida del verdadero humanismo. Una fe ‘adulta’ no es una fe que sigue las tendencias de la moda y las últimas novedades; una fe adulta y madura está profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Es esta amistad la que nos abre a todo lo que es bueno y nos da un criterio para distinguir lo verdadero de lo falso, y el engaño de la verdad».

También nos dio una solución: «Tenemos que desarrollar esta fe adulta, tenemos que guiar el rebaño de Cristo a esta fe. Y es esta fe – la fe solamente – la que crea unidad y la que se cumple en el amor».

Esta generación busca el amor. Quieren el matrimonio – es decir, el verdadero amor – más que cualquier otra cosa. Ellos ven que el amor conyugal está infravalorado.
En una entrevista de 2006 con los medios de comunicación alemanes, Benedicto XVI presentó exactamente la manera como aplicar la solución necesaria. Lo que se necesita, dijo, es una presentación de lo positivo, de la felicidad que el cristianismo le ofrece a la vida.

Dijo en aquella ocasión: «El cristianismo, el catolicismo, no es una colección de prohibiciones: es una opción positiva. Es muy importante que se vea así nuevamente, ya que esta idea ha desaparecido casi por completo en la actualidad. Hemos oído hablar tanto de lo que no está permitido, que ahora es el momento de decir: tenemos una idea positiva que proponer, que el hombre y la mujer están hechos el uno para el otro, que la escala de la sexualidad, el eros, el ágape, indica el nivel de amor, y que es de esta manera como el matrimonio se desarrolla, en primer lugar, como un encuentro alegre y lleno de bendiciones entre un hombre y una mujer, y luego la familia, que garantiza la continuidad entre generaciones, a través del cual las generaciones se reconcilian entre sí y también las culturas pueden encontrarse. Así, en primer lugar es importante mostrar lo que queremos «.

Este mes, reiteró este mensaje a los obispos de Escocia, y añadió lo siguiente: «Aseguraos de que se presente esta enseñanza de manera que sea reconocida como el mensaje de esperanza que es».

Para un grupo que tiene al matrimonio como su prioridad principal, y que ve el matrimonio como infravalorado por la sociedad, una Iglesia que sostiene y proclama la belleza del significado cristiano del matrimonio es una Iglesia que presentará un mensaje resonante a la próxima generación de padres católicos.

El camino trazado por Benedicto XVI es exactamente el mismo que tendrá eco en esta generación.

Habrá algunos que creen que no les van a escuchar. Pero deberían considerar esto: casi 2 de cada 3 jóvenes están muy o bastante interesados en aprender más sobre su fe.
Esta es la razón por la que la labor sobre el documento del matrimonio que está preparando el Consejo Pontificio para la Familia – que pueden ahora beneficiarse de la teología y la pastoral de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI – es tan importante.
Nos toca a nosotros presentar la fe de una manera que tenga sentido para la vida de los jóvenes católicos, y no hay mejor lugar para empezar que – basándose en la gran riqueza de la teología y la pastoral de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI – mostrando a estos hombres y mujeres jóvenes cómo construir un feliz, sano, y en última instancia, santo matrimonio.

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Carl Anderson es el Caballero Supremo de los Caballeros de Colón y un autor superventas del New York Times.

[Traducción del inglés por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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