CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 26 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- «¡Si hay humildad, la Iglesia saldrá más resplandeciente que nunca de esta guerra!», aseguró este viernes el padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., predicador de la Casa Pontificia, ante Benedicto XVI y sus colaboradores, haciendo referencia a las manipulaciones informativas sobre casos de abusos sexuales de menores cometidos por sacerdotes.
En la tercera predicación de Cuaresma, que tuvo lugar en la capilla Redemptoris Mater del palacio apostólico, el sacerdote capuchino aseguró: «Cristo sufre más que nosotros por la humillación de sus sacerdotes y por la aflicción de su Iglesia; si la permite, es porque conoce el bien que puede brotar de ella, de cara a una mayor pureza de su Iglesia»
Además, subrayó, «el encarnizamiento de los medios de comunicación – lo vemos también en otros casos – a la larga obtiene el efecto contrario al deseado por ellos».
En su última predicación de Cuaresma, inspirada por las siete cartas a las comunidades cristianas del libro del Apocalipsis, el padre Cantalamessa afrontó las tentaciones en las que puede caer un sacerdote, como el dinero o las comodidades, y que pueden poner en peligro su vocación.
Se necesita «una purificación dentro de la Iglesia, empezando por su clero», aseguró, como lo demuestran casos recientes de «traición de la confianza de Cristo y de la Iglesia, la doble vida, el descuido de los deberes del proprio estado, sobre todo en lo que respecta al celibato y la castidad».
«Sabemos por dolorosa experiencia cuánto daño puede venir a la Iglesia y a las almas por este tipo de infidelidad. Es la prueba quizás más dura que la Iglesia está atravesando en este momento», reconoció.
Citando la carta a los cristianos de Laodicea, el capuchino explicó que Cristo es duro sobre todo con los tibios en la fe: «La tibieza de una parte del clero, la falta de celo y la inercia apostólica: yo creo que esto es lo que debilita a la Iglesia, más aún que los escándalos ocasionales de algunos sacerdotes que han hecho más ruido y contra los cuales es más fácil correr a refugiarse».
«No se debe generalizar (la Iglesia es rica de sacerdotes santos que cumplen silenciosamente con su deber), pero tampoco callar», precisó el predicador del Papa.
Ahora bien, es importante que los presbíteros no olviden que están llamados a ser «modelos de la grey» y no «dueños de la fe»; pobres como lo fue el santo cura de Ars; capaces de afrontar las incomodidades por las exigencias del apostolado, sin caer en la tentación de tener a cristo en «libertad vigilada».
Por este motivo, concluyó, «el fruto más bello de este Año Sacerdotal será una vuelta a Cristo, una renovación de nuestra amistad con él. En su amor, el sacerdote encontrará todo aquello de lo que humanamente se ha privado, y ‘cien veces más’, según su promesa».
Puede leerse la meditación del padre Cantalamessa en la sección de documentos de la página web de ZENIT (Cf. Predicador del Papa: «Si vuelves a mi…»).