Bélgica: La “marcha por la vida” continúa

Solicitan medidas a las autoridades

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BRUSELAS, miércoles 31 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Medidas sociales y financieras para las futuras madres, para que el aborto no sea una fatalidad: ésta es una de las peticiones de los organizadores de la primera Marcha por la Vida celebrada en Bélgica.

Esta iniciativa reunió, el pasado 28 de marzo en Bruselas, a más de 1.700 personas, de todas las edades, que respondieron a la llamada de los estudiantes organizadores.

La segunda edición ya está programada para el domingo 27 de marzo de 2011, pero hasta entonces, la “marcha” continúa en el día a día.

Unos días antes de la fecha del aniversario de la ley que despenalizó el aborto en Bélgica (3 de abril de 1990), los organizadores de la Marcha por la Vida destacaron que es “inoportuno hablar” de “fiesta” cuando el número de abortos está en constante aumento en Bélgica.

“En 2007, se practicaron más de 18.000 abortos, es decir una media de más de 51 al día”, lamentaron.

También recordaron que “el aborto no es un acto anodino”, destacando que el 83% de las mujeres que se ha sometido a un aborto testimonian secuelas psicológicas de gravedad variable”.

Sobre todo, aseguraron que “la gran mayoría de mujeres habrían mantenido a sus hijos si no se hubieran encontrado en una situación material difícil o si no hubieran sufrido presión familiar, social o incluso médica”.

Los organizadores de la Marcha por la Vida pidieron cinco medidas a las autoridades públicas.

En primer lugar, “una mejor información a las mujeres ante el aborto, sobre las ayudas y los lugares de acompañamiento que le permitirán llevar su embarazo a término”.

Después, “un apoyo financiero a las jóvenes estudiantes embarazadas, y mejores posibilidades de guardería para bebés en las instituciones de enseñanza (escuelas, universidades, …).

También “una información completa sobre las posibilidades de adopción del niño por nacer, una adopción que llenará de alegría a su familia de acogida”.

Entre las medidas que solicitaron, se encuentra una gran campaña de información sobre las consecuencias psicológicas relacionadas con el aborto.

Y finalmente, “que se proponga a cada mujer una ecografía antes de proceder al aborto”.

“Nosotros, los organizadores de la Marcha por la Vida, somos los supervivientes de una generación sacrificada y humillada por la práctica masiva del aborto”, protestaron.

Denunciaron la ausencia de “elección” de la mujer, a pesar de los eslóganes y criticaron “la visión ideológica “pro-elección” que ha dado lugar al voto de esta ley”.

“La gran mayoría de las mujeres escogería dejar nacer a su hijo si realmente tuviera libertad”, aseguraron.

“La ley Lallemand-Michielsens y la aplicación que se ha hecho de ella es profundamente injusta y despectiva hacia las mujeres”, afirmaron.

“Desde su promulgación, ésta es responsable de miles de víctimas, las mujeres, sus parejas y el niño no nacido -continuaron-. Pedimos, pues, su derogación inmediata”.

Agradecieron a “las numerosas asociaciones para el respeto a la vida y a la dignidad de la mujer que participaron en la Marcha”, a los que intervinieron y los “testimonios”.

Y también al arzobispo de Maline-Bruxelles, monseñor André-Joseph Léonard, y a las personalidades “que han querido, a través de su presencia silenciosa, manifestar su apoyo a los objetivos de la Marcha por la Vida”.

[Por Anita S. Bourdin, traducción del francés por Patricia Navas]

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ZENIT Staff

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