Un “gran europeo” llamado por Dios

Falleció monseñor Homeyer, ex presidente de la COMECE

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BRUSELAS, miércoles 31 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Monseñor Adrianus van Luyn, presidente de la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE), y obispo de Rotterdam, a raíz del fallecimiento de monseñor Josef Homeyer, ex presidente de la COMECE, traza su perfil y le califica de “gran europeo”.

“Con profunda tristeza –afirma monseñor van Luyn- hemos sabido del deceso inesperado esta mañana de monseñor Josef Homeyer, obispo emérito de Hildesheim y ex presidente de la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE)”.

En su mensaje del martes, monseñor van Luyn recuerda que el obispo fallecido había sucedido al cardenal Franz Hengsbach como delegado de la Conferencia Episcopal Alemana ante la COMECE, en marzo de 1990, y a partir de 1993 fue durante 13 años presidente de este organismo.

“Con sus hermanos obispos, condujo a la COMECE con una dedicación indefectible y un sentido preciso de los signos de los tiempos. Apreciado y muy estimado por los obispos y colaboradores de la COMECE su empeño sin descanso por una mejor presencia de las conferencias episcopales en las instituciones europeas aportó y aporta todavía innumerables frutos”, afirma monseñor van Luyn.

“Desde su llegada a la COMECE, había orientado claramente sus preocupaciones hacia los países de la Europa central y oriental, y la corresponsabilidad de la Iglesia y de los países que formaban entonces la Comunidad Europea para ayudarles a preparar su adhesión”, añade el presidente de la COMECE.

“El desafío de conjugar la libertad con la solidaridad y el sentido de las responsabilidades en política, en economía y en la sociedad son ideas que constituyeron el hilo director de su años en la presidencia de la COMECE”, subraya monseñor van Luyn.

Recuerda que monseñor Homeyer, “convencido de la necesidad de afirmar la herencia cristiana en el preámbulo y los valores comunes, como una brújula para las disposiciones políticas y económicas fundamentales, en los Tratados europeos, estuvo en el origen de la elaboración de todo un corpus de comentarios católico sociales sobre temas centrales de la construcción europea”.

Textos tales como Vérité, Mémoire et Solidarité – Clés de la Paix et de la Réconciliation (Verdad, Memoria y Solidaridad – Claves de la Paz y de la Reconciliación) y Une Union Monétaire Stable – l’Espoir d’une Europe Solidaire (Una Unión Monetaria Estable – la Esperanza de una Europa Solidaria) han sido realizaciones muy importantes, recuerda monseñor van Luyn. Pero Le Devenir de l’Union européenne et la Responsabilité des Catholiques (El futuro de la Unión Europea y la Responsabilidad de los Católicos), subraya, “es un jalón importante que proporciona un texto europeo susceptible de ser utilizado por los cristianos como base de discusión y fuente de reflexión sobre el significado de la construcción europea”.

“Estaba decidido a que las instituciones europeas nutrieran oficial y naturalmente el lazo con sus fuentes religiosas y cristianas para asegurar la vitalidad continua del proyecto. Convencido de la contribución esencial de la fe cristiana a dar forma al proyecto europeo, así como a la estabilización y al desarrollo de la Europa contemporánea, monseñor Homeyer buscó, desde el principio de su presidencia, institucionalizar el diálogo entre las Iglesias y la Unión Europea”, afirma.

“En su acción, monseñor Homeyer siempre respetó el imperativo ecuménico que incumbe a las Iglesias en una Europa en vías de unificación. Sus visitas anuales a un Patriarcado ortodoxo estaban ancladas en la convicción de que los dos pulmones de Europa debían respirar armoniosamente para que realizara su potencial político y cultural. Asimismo, defendió la contribución del diálogo interreligioso a la definición de la Europa del mañana”, subraya.

Y recuerda que se sentía confortado en sus preocupaciones primeras por Europa por la exhortación apostólica Ecclesia in Europa (2003). Esta sacó plenamente a la luz un tema querido a monseñor Homeyer: “La Iglesia en Europa”.

Esta última, “pierde uno de sus más ardientes artífices” y “Europa en sí ha perdido hoy a un gran europeo”, concluye monseñor van Luyn.

Las exequias de monseñor Homeyer se celebrarán en la Basílica St. Godehard en Hildesheim, Alemania, el 10 de abril.

Por Nieves San Martín
 

 

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ZENIT Staff

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