CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI va del 4 al 6 de junio como peregrino a Chipre, isla de los Hechos de los Apóstoles, explica el portavoz vaticano.

"Muchos se preguntan por qué el Papa viaja precisamente a Chipre para reunirse con los obispos de Oriente Medio y entregarles el documento de trabajo del próximo Sínodo, el gran encuentro eclesial del mes de octubre", reconoce el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, en el editorial del último número de "Octava Dies", semanal del Centro Televisivo Vaticano, del que también es director.

La respuesta, según aclara, "es fácil: basta leer los Hechos de los Apóstoles, la narración de los primeros pasos del anuncio del Evangelio en el mundo después de la resurrección de Jesús. Chipre aparece al menos seis veces".

"De Chipre procede Bernabé, uno de los primeros que se unieron a la comunidad de los apóstoles en Jerusalén. Chipre es la primera etapa, ajetreada y fecunda al mismo tiempo, del primer viaje misionero de Pablo, Bernabé y del futuro evangelista Marcos", recuerda el portavoz al explicar el contexto del viaje del primer Papa de la historia a esa isla.

"Bernabé regresa a evangelizar Chipre tras haberse separado de Pablo. A través de las costas de Chipre Pablo vuelve a pasar en sus sucesivos viajes, incluido el último, que le lleva de Malta a Roma", sigue aclarando.

"Basta dar una mirada al mapa para comprender que Chipre es un cruce estratégico y, por tanto cultural y espiritual. en la región, con una historia que para nosotros está íntimamente unida a la de Tierra Santa". De hecho, la isla forma parte del Patriarcado Latino de Jerusalén.

"Por aquí pasaban las rutas de los peregrinos judíos y cristianos hacia y desde Jerusalén, las rutas de los navegantes entre Oriente y Occidente, entre Asia y Europa".

"Si por una parte nos sorprende, por tanto, el que Juan Pablo II nunca haya pisado esa isla, no puede sorprender el que Benedicto XVI haya acogido con gusto la invitación de viajar, como visitante y peregrino, continuando espiritualmente la visita de Malta [abril pasado], remontando el Mediterráneo hacia Oriente, y uniéndose también al fundamental que realizó el año pasado a la misma Tierra Santa".

Pensando en la mayoría ortodoxa de la comunidad de Chipre, así como en la división surgida con la presencia turca, el padre Lombardi reconoce que "en Chipre es necesario rezar y esperar para que el servicio del Evangelio sea fuente de diálogo, de comunión eclesial, de crecimiento humano y de paz para todos, en una región sumamente querida por todos los creyentes, pero que todavía experimenta demasiados sufrimientos y divisiones".