Cristo, modelo de armonía entre comunión y soledad, según el Papa

Benedicto XVI envía un mensaje al Congreso ecuménico que se celebra en Bose

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 9 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- A través de un mensaje firmado por el secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, Benedicto XVI expresó su aprecio por el XVIII Congreso ecuménico internacional de espiritualidad ortodoxa, que se celebra del 8 al 11 de septiembre en el Monasterio de Bose sobre el tema Comunión y soledad.

Organizado en colaboración con las Iglesias ortodoxas desde hace casi veinte años, el congreso representa una importante oportunidad de diálogo sobre temas esenciales de la vida espiritual, en los que las tradiciones del Oriente y del Occidente cristiano se cruzan con los anhelos profundos del hombre contemporáneo.

En su mensaje, el Papa destaca «la creciente adhesión a la iniciativa en la que esta vez intervendrán numerosos metropolitanos y obispos, además de monjes, presbíteros y fieles laicos».

El Pontífice también indica «el interés de la temática escogida» para la edición de este año, que es «rica en ideas para la profundización y también de gran actualidad pastoral y cultural».

Finalmente, Benedicto XVI invita «a dirigir la mirada a la Bienaventurada Virgen María y, guiados por Ella, a contemplar en Cristo el perfecto modelo de armonía entre comunión y soledad, en el que personalmente subsiste Dios Uno y Trino».

Mensaje de Bartolomé I

También el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, ha enviado un mensaje al Congreso, en el que se dirige a los monjes de Bose destacando su «inestimable contribución monástica en nuestra época y en nuestro atribulado mundo».

Este compromiso, continúa, «refleja la definición dada del ‘monje’, en el siglo IV, por Evagrio Pontico, como un ser ‘separado de todos, mientras es copartícipe de todos» (Sobre la oración, c. 124) y realiza la exhortación expresada en el siglo VI por Barsanufio y Juan a estar ‘con los demás como no estando junto a ellos’ (Carta 173)».

«La soledad y el silencio, de hecho, en última instancia, nos enseñan la manera adecuada de relacionarnos y de estar en comunión con los demás», añade Bartolomé I.

Patriarca de Moscú

Por su parte, el patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kirill I, recuerda en un mensaje que «tanto la soledad y el alejamiento del mundo como la apertura a la comunión con el prójimo son desde siempre consideradas prácticas espirituales necesarias en el camino de la salvación».

«El Salvador mismo nos dio ejemplo de armónica unión de vida comunitaria y soledad, cuando predicando el Evangelio con sus discípulos se alejó a un lugar desértico para una oración personal (Lc 6,16)».

«En el monaquismo ruso -prosigue- siempre ha existido la búsqueda de un equilibrio entre vida comunitaria y soledad, por la conciencia de que el alejamiento de las seducciones del mundo y el servicio comunitario tienen la misma importancia en la vida del cristiano».

«El mundo -concluye- debe ver que los dones del Espíritu Santo, que transfigura la vida humana, también abundan hoy entre los que intentan vivir según el Evangelio, así como entre los hombres de oración de los siglos pasados».

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ZENIT Staff

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