CIUDAD DEL VATICANO, viernes 17 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI destacó la necesidad de acompañar la evolución económica con una base ética y en concreto con una actitud responsable.
Lo hizo en el discurso que entregó este jueves a la nueva embajadora de la República de las Seychelles ante la Santa Sede, Vivianne Fock Tave, al recibirla en el Vaticano junto a otros cuatro embajadores con motivo de la presentación de sus cartas credenciales.
“La liberalización de la economía preservando las conquistas sociales es una mutación que no requiere un cambio de mentalidades -destacó-: se trata pues de acompañar esta evolución para anticipar los efectos no siempre controlables en el tiempo dando una base ética necesaria y jugando la carta de la responsabilidad”.
En referencia a la cuestión del medio ambiente, indicó que “la programación del desarrollo económico debe también considerar atentamente la necesidad de respetar la integridad y los ritmos de la naturaleza porque los recursos naturales son limitados y algunos no son renovables”.
En este sentido, Benedicto XVI mostró su aprecio por la iniciativa del Gobierno de las Seychelles para restaurar y preservar la barrera de coral.
Y destacó la necesidad de que “los consumidores y los agentes de actividades industriales desarrollen una mayor responsabilidad en sus comportamientos”.
Según el Papa, “aumentar la responsabilidad de todos entraña también una cooperación activa y eficaz por el respeto y la protección de la dignidad humana frente a todo intento de proponer imágenes reduccionistas y deformadas, o una instrumentalización de cada persona”.
Benedicto XVI se refirió en este punto al turismo internacional como “factor notable de desarrollo económico y de crecimiento cultural” que puede, sin embargo “transformarse en ocasión de explotación y de degradación moral”.
Sobre este tema, indicó que “sólo el reconocimiento de la dignidad humana hace posible el crecimiento común y personal de todos”.
Familia y desarrollo
Por otra parte, destacó la necesidad de proteger la familia para favorecer el desarrollo humano integral y reforzar la solidaridad entre generaciones.
“Promovida y apoyada por el Estado y la sociedad, la familia tiene una función totalmente original e irreemplazable en la educación de los niños”, subrayó en el discurso.
El Papa señaló a la embajadora de las Seychelles que “con la familia, su nación continuará construyendo su futuro dando una formación apropiada a sus jóvenes generaciones para que sean capaces de trascender los límites en los que se les querría a veces encerrar y dándoles los medios concretos para luchar contra los males sociales, especialmente el paro y la droga”.
Y destacó la conveniencia también de “apoyar a los más desfavorecidos y luchar contra la corrupción garantizando una igualdad objetiva ante la ley entre las diversas clases sociales”.
Benedicto XVI se refirió al progreso logrado en las Seychelles, “resultado de los esfuerzos persistentes y de la contribución generosa de todas las esferas políticas y sociales, de los sectores públicos y privados”.
Y felicitó al Gobierno y al pueblo “por haber superado el desafío de la crisis económica mundial, constatado por un repunte del turismo y de las inversiones extranjeras directas, por un impulso de la economía nacional, proporcionando un espacio fiscal favorable a la reducción de la deuda y de los gastos prioritarios”.
También destacó la voluntad de la Iglesia local de seguir aportando su contribución específica, “tanto para apoyar a la familia, la educación y la formación de los jóvenes como para el desarrollo humano integral de cada personal”, que “implica un crecimiento espiritual y no sólo material”.