JERUSALÉN, martes 21 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Por su interés, ofrecemos a continuación el mensaje que el Patriarca de Jerusalén, monseñor Fouad Twal, ha hecho llegar a los fieles del Patriarcado Latino.
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Os saludo cordialmente a todos vosotros, periodistas presentes, y os doy las gracias por vuestro servicio de información y de formación, además de por el compromiso por la verdad. El mensaje del reciente Sínodo para Oriente Medio ha reconocido la importancia de vuestro papel: Apreciamos el papel de los medios de comunicación escrita y audiovisual. Os damos las gracias a vosotros, periodistas, por vuestra colaboración con la Iglesia para la difusión de sus enseñanzas y de sus actividades (Nuntius 4.4).
A todos vosotros y a todos los habitantes de Israel, Palestina, Jordania y Chipre, auguro una Feliz Navidad y Año Nuevo lleno de sorpresas, tanto a nivel mundial, como a nivel local y personal, un año de paz y de prosperidad.
Saludo a los obispos presentes: monseñor Giacinto – Boulos Marcuzzo, nuestro vicario patriarcal para Israel, y al nuevo obispo auxiliar y vicario patriarcal para Jerusalén y los Territorios Palestinos, monseñor William Shomali, que fue consagrado el pasado mayo y que ahora nos ayuda con nuevas energías en nuestra misión. Saludo también al rev. P. David Neuhaus, SJ, nuestro vicario patriarcal en Israel para la comunidad de lengua hebrea y le doy las gracias por su importante trabajo.
Como el año pasado, quisiera hacer un breve balance de los acontecimientos importantes que han marcado este año especialmente en nuestro Oriente Medio. Quisiera subrayar ante todo los aspectos positivos,aunque sin omitir los motivos de sufrimiento y de preocupación que quedan.
1. Damos las gracias al Santo Padre por haber convocado el Sínodo para Oriente Medio, celebrado en Roma del 10 al 24 de octubre. En esa ocasión pudimos poner el dedo en nuestras llagas y en nuestros miedos, pero al mismo tiempo, también expresar nuestras expectativas y nuestras esperanzas. El Sínodo invitó a los cristianos de Oriente Medio a vivir como buenos creyentes y como buenos ciudadanos.
La fe, lejos de alejarnos de la vida pública, debería hacernos estar más implicados en la edificación de nuestras respectivas sociedades, tanto en en los países árabes como en Israel. El Sínodo subrayó también la importancia del diálogo ecuménico e interreligioso. Esperemos que este diálogo pueda progresar no solamente dentro de los círculos intelectuales, entre expertos y teólogos, sino en todas las clases de la sociedad, convirtiéndose cada vez más en un diálogo de vida.
El Sínodo condenó la violencia, el fundamentalismo religioso, el antisemitismo, el antijudaísmo, el anticristianismo y la islamofobia, e invitó a las religiones a “asumir sus responsabilidades en la promoción del diálogo de las culturas y de las civilizaciones en nuestra región y en el mundo entero» (Mensaje, 11).
2. El turismo religioso y las peregrinaciones a Tierra Santa están conociendo cifras récord. Hasta el mes de noviembre de 2010 tres millones de personas han visitado Tierra Santa. Este número podría aumentar hasta alcanzar los 3.400.000 visitantes, cifra nunca alcanzada hasta ahora, ni siquiera en el año jubilar del 2000, que había obtenido, por lo demás, resultados considerables.
Esto se refleja de modo significativo la dimensión universal de Jerusalén, de Belén, de Nazaret, la buena acogida reservada a los peregrinos por nuestro pueblo y por nuestras iglesias y el trabajo de calidad llevado a cabo por los Ministerios de Turismo en Israel y en Palestina.
3. Deseo también subrayar la mejoría respecto a la obtención de visados para religiosos, seminaristas y voluntarios.
4. El pasado 7 de diciembre se retomaron los coloquios entre la Santa Sede y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), con el objetivo de poner en práctica el Acuerdo de base estipulado en 2000. Estos se refieren principalmente a la libertad religiosa y la legislación en materia fiscal. Rezamos por el éxito de estos coloquios y de la misma forma por los que ya están en marcha con Israel.
5. Tuve el placer de visitar, el pasado noviembre, diversos países de América Latina: Chile, Argentina, Honduras y Colombia. Pude encontrarme con los obispos de estos países, con las máximas autoridades civiles, y sobre todo con nuestros fieles que viven “en diaspora”. Sólo en Chile hay más de 400.000. Se trata en su mayor parte de emigrados entre 1900 y 1950 a causa de problemas debidos a la pobreza y a las condiciones de inseguridad. Actualmente están bien integrados, muchos de ellos han expresado su disponibilidad para sostener nuestros proyectos y para venir en peregrinación a Tierra Santa.
Entre estos grandes proyectos que el Patriarcado Latino está intentando llevar a cabo, deseo mencionar el nuevo Hospital Psiquiátrico de Belén, que llevará el nombre de Benedicto XVI, la Universidad de Madaba, que comenzará su actividad el próximo octubre, y el nuevo Sitio para peregrinos en Jordania, en los lugares del Bautismo de Cristo.
6. Recientemente ha causado gran preocupación el incendio que ha devastado bosques enteros en las zonas de Haifa. Presentamos nuestras condolencias a las familias de las víctimas y expresamos nuestra admiración por el valor manifestado por aquellos que han muerto cumpliendo con su deber. En este triste acontecimiento hemos experimentado una gran solidaridad internacional. El hecho de que la Autoridad Palestina haya puesto a disposición cuadrillas de bomberos ha sido además un gesto muy significativo. Puede representar el comienzo de una colaboración fructífera que esperamos que pueda continuar en condiciones favorables, cuando la paz tan deseada reine sobre esta tierra martirizada.
7. Al respecto, nos hace sufrir el fracaso de las conversaciones de paz dirigidos entre Israel y la Autoridad Palestina. Pero este fracaso no puede dejarnos en la desesperación. Seguimos creyendo que en ambas partes en conflicto, así como en la comunidad internacional, hay personas de buena voluntad, que se prodigarán para unir sus energías y su compromiso por la paz. Creemos que nada es imposible para Dios y deseamos que pueda cumplirse el deseo pronunciado por los ángeles la noche de Navidad: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él” (Lc 2,14). Deseamos al mismo tiempo que Europa pueda jugar un papel más importante en este proceso.
8. Hemos quedado afectados y turbados frente a la masacre llevada a cabo contra los cristianos de Bagdad en la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Estas víctimas inocentes se añaden a las miles de víctimas del fundamentalismo y de la violencia, plagas que están afligiendo a Iraq. Deseo por tanto referirme a las palabras pronunciadas por el Santo Padre Benedicto XVI en esa ocasión: “Ante los crueles episodios de violencia, que siguen devastando las poblaciones de Oriente Medio, quisiera finalmente renovar mi llamamiento apremiante a la paz: esta es don de Dios, pero es también el resultado de los esfuerzos de los hombres de buena voluntad, de las instituciones nacionales e internacionales. ¡Que todos unan sus fuerzas para que termine toda violencia!
Queridos amigos, dejadme terminar este mensaje formulando mis cordiales augurios de una reconciliación entre nuestros pueblos, entre israelíes y palestinos. Es tiempo de comprometerse juntos por una paz sincera, justa y definitiva.
Que la alegría de la Navidad se difunda en vuestros corazones. Feliz Navidad.
+Fouad Twal, Patriarca Latino