Por el padre John Flynn, L. C.
ROMA, domingo 17 de abril de 2011 (ZENIT.org). – La baja tasa de natalidad y una población envejecida plantearán a Europa un enorme desafío económico. Esta es una de las conclusiones de un estudio publicado por la Comisión Europea a comienzos de mes.
El «Tercer Informe Demográfico» ha descubierto que el número de hijos por mujer ha aumentado desde el 1,45 del último informe de 2008 hasta el 1,6. Aun así, esta cifra sigue estando demasiado por debajo del nivel de 2,1 niños necesarios para mantener una población estable.
La esperanza de vida también ha aumentado, lo que acelera la tendencia a una población envejecida. En cuatro países – Bulgaria, Lituania, Letonia y Rumanía – la población ya está disminuyendo debido a que las personas fallecidas o emigradas superan el número de nacimientos.
El informe también mostraba que la media de edad de las mujeres para su primer parto se ha pospuesto de modo significativo durante las tres últimas décadas. La edad más alta para el parto en el 2009 se dio en Irlanda, con 31,2 años de media. Italia se hallaba muy cerca con 31,1 años, mientras que la edad más baja la tenía Bulgaria, con 26,6, y Rumanía, con 26,9. En 13 de los 27 países de la Unión Europea las mujeres tendían a tener hijos con 30 años o más.
Según el informe la fertilidad puede seguir aumentando de modo marginal, quizás un poco por encima de 1,7 niños por mujer. El documento observaba que, con esta tasa, aún se necesitaría una gran afluencia de inmigrantes para evitar que la población se redujera a largo plazo.
No es probable que la fertilidad suba lo suficiente como para alcanzar el nivel de reemplazo del 2,1, o que se invierta el envejecimiento de la población de Europa, concluía el informe.
Cerca de 5 millones de niños nacen cada año en los 27 estados que conforman la Unión Europea y cerca de 2 millones de personas emigran desde países extranjeros. Los nacimientos superan el número de muertes en sólo algunos cientos de miles de personas cada año. Con una inmigración neta que supera ampliamente el millón al año esto explica la mayor parte del crecimiento de la población de la Unión Europea.
Las naciones de la Unión Europea actualmente son el hogar de unos 20 millones de personas que no tienen la ciudadanía local. Hay también emigración interna, con otros 10 millones de nacionales de la Unión Europea que viven en otros estados miembros. Además, cerca de 5 millones de no nacionales han adquirido la ciudadanía de la Unión Europea desde el 2001.
Más ancianos
Tras las cifras de población total de la Unión Europea hay diferencias significativas entre los estados miembros. Por ejemplo, las poblaciones actualmente más ancianas, como las de Alemania y de Italia, envejecerán rápidamente durante los próximos 20 años, luego se estabilizarán.
Otros, con poblaciones más jóvenes, principalmente en el este de la Unión, envejecerán a una velocidad cada vez mayor y, para el año 2060, tendrán las poblaciones más ancianas de la Unión Europea.
El informe observaba que, en el 2014, la población en edad laboral, entre los 20 y 64 años, comenzará a disminuir rápidamente, al jubilarse los baby-boomers del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, en la Unión Europea, el número de personas con 60 años o más ya está aumentando en más de dos millones cada año, lo que es el doble de lo observado hasta hace tres años.
La mitad de la población actual de los 27 estados de las Unión tiene 40,9 años o más. La edad media va desde los 34,3 años de Irlanda a los 44,2 de Alemania. Se prevé que la edad media suba hasta los 47,9 años para el 2060.
La población de 65 años o más se prevé que aumente desde el 17,4% del 2010 hasta el 30% en el 2060.
El resultado será una carga cada vez mayor sobre quienes están en edad laboral a la hora de proporcionar los ingresos para los gastos sociales que necesitará una población envejecida.
Esto resulta incluso más evidente cuando se consideran las previsiones del número de personas en edad laboral, entre 19 y 65 años, al compararlas con las personas dependientes, debido a su juventud o a que se han jubilado.
La Unión Europea tiene tres personas en edad laboral por cada dos dependientes. Para el año 2060 se prevé que será casi una persona en edad laboral por cada persona dependiente de menos de 19 años o por encima de los 65.
Estados Unidos
Europa no está ni mucho menos sola en cuanto a baja fertilidad se refiere. En Estados Unidos la tasa de natalidad ha descendido en el periodo 2007-2009, según las estadísticas publicadas en el informe de datos del Centro de Control de Enfermedades (CDC).
De 2007 a 2009, los nacimientos han caído un 4% hasta los 4.131.019; y la cifra provisional de nacimientos a junio de 2010 indicaba que el descenso continuaba, añadía el informe.
La tasa de natalidad ha caído un 9% para las mujeres de entre 20 y 24 años, hasta llegar al índice más bajo registrado para este grupo de edad, y el 6% para las de entre 25 y 29. También hay caídas para las mujeres en la treintena.
Un rasgo significativo de la información era que la tasa de fertilidad cayó entre las mujeres hispanas más que entre otros grupos de población. Mientras que la fertilidad caía en todos los grupos raciales y étnicos, entre las mujeres hispanas esta descendió en un 9%.
El Population Reference Bureau (PRB), una organización privada de Estados Unidos, publicaba hace poco datos que arrojaban más luz sobre las cifras de población.
Según estos datos, el número de bebés nacidos en Estados Unidos en 2009 bajó un 2,3%, y la cifra sigue descendiendo.
Esto significa que la media de nacimientos por mujer en el 2009 fue de 2,01, el número más bajo desde 1998. Con el descenso de nacimientos el índice de fertilidad total en Estados Unidos está por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 nacimientos por mujer.
Otro rasgo que resaltaba era que, por primera vez en muchos años, el índice de nacimientos entre las mujeres solteras había disminuido. No obstante, los nacimientos entre mujeres casadas habían descendido incluso más, lo que daba como resultado que el 41% de todos los nacimientos en Estados Unidos fuera de mujeres solteras, la cifra más alta hasta la fecha.
El Bureau aventuraba que este último descenso se debía a la actual crisis económica, lo que difería del informe del CDC, que señalaba que los datos de nacimientos por sí solo no son suficientes para sacar conclusiones sobre las razones del declive del índice de fertilidad.
Aún así, el PRB observaba, tanto en la Gran Depresión de los años treinta como en los difíciles momentos económicos de los setenta que siguieron a la «crisis del petróleo» hubo también periodos de baja fertilidad en Estados Unidos.
La cuestión es, insistía el PRB, si la fertilidad volverá cuando la economía mejore o estos bajos índices se convertirán en norma, como en el caso de Europa y Canadá.
Costoso
En Canadá la baja fertilidad ha sido norma durante mucho tiempo y, como apuntaba un artículo el 2 de abril en el periódico National Post, esto le ha costado caro al gobierno. Las últimas cifras presupuestarias calculan que el periodo 2010-11 a 2015-16 los gastos en prestaciones para los ancianos aumentarán un 30%.
Esta proyección de aumento anual estará muy por encima del crecimiento económico previsto para Canadá, observaba el artículo. De hecho, el texto citaba datos según los cuales el crecimiento económico puede caer hasta la mitad del nivel de las últimas décadas, debido al impacto de una población envejecida.
A pesar de los graves problemas causados por la baja fertilidad y el envejecimiento las Naciones Unidas siguen obsesionadas en su objetivo de r
educir la fertilidad a toda costa. La 44 sesión de la Comisión de Población y Desarrollo se ha reunido la pasada semana, del 11 al 15 de abril en Nueva York.
El comunicado de prensa que anunciaba esta sesión ponía hincapié en la necesidad de ampliar la planificación familiar para reducir con rapidez la fertilidad en África y en Asia. En lugar de esto, quizá sería mejor considerar los graves problemas económicos que tal reducción causa en muchos países.