Reivindicación vaticana para que los cristianos no desaparezcan de Siria

El portavoz vaticano pide un diálogo nacional que acabe con la violencia

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo 12 de junio de 2011 (ZENIT.org).- En medio de la violencia que se vive en Siria desde hace semanas, en el marco de la oleada de protestas que tienen lugar en países árabes, la Santa Sede pide un diálogo que garantice la unidad nacional y con ella la misma existencia de los cristianos.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha hecho esta propuesta en el editorial del último número de “Octava Dies”, semanario del Centro Televisivo Vaticano, recogiendo las propuestas lanzadas por Benedicto XVI y por los jesuitas de Siria.

“Desde hace meses la situación es convulsiva en Siria así como en diversos países del mundo árabe, pero los acontecimientos sirios son de particular preocupación por la persistencia de una violencia que parece sin salida”, reconoce el padre Lombardi.

En Siria, país de 22 millones y medio de habitantes, los cristianos constituyen el 10% en medio de una mayoría musulmana, en particular, sunní.

Los actuales cambios hacen temer a muchos, como es el caso de los jesuitas del país (Cf. Siria: Diálogo y unidad nacional para acabar con los disturbios), que la presencia cristiana pueda verse en peligro según la evolución que tomen los hechos.

“Un país en el que hoy se manifiestan reivindicaciones sociales y políticas que anhelan un mayor nivel de civilización, pero donde en la actual confusión se ha abierto la puerta a la violencia y se intenta desencadenar la subversión y la guerra entre las comunidades religiosas, con un gran riesgo de desintegración de la sociedad”, explica el portavoz.

“Este es el motivo de un llamamiento – a todo nivel- al dialogo, a la libre expresión y a la participación, rechazando la violencia”, aclara.

“Para los cristianos sirios la unidad nacional es condición de vida, y ellos deben y quieren ser puentes activos para un dialogo nacional autentico y serio”, añade.

El padre Lombardi cita también el discurso del Papa al nuevo embajador de Siria (Cf. ZENIT, 9 de junio de 2011), en el que propone el marco de referencia para este dialogo, basándolo en la dignidad de toda persona.

El papa habla con claridad de la “necesidad de verdaderas reformas en la vida política, económica y social”; habla de cambios que no deben realizarse “en términos de intolerancia, de discriminación o de conflicto, y menos aún de violencia, sino en términos de respeto de la verdad, de los derechos de las personas y de la colectividad, de la convivencia, así como de la reconciliación”…

El obispo de Roma insiste en el papel constructivo de los cristianos en la sociedad siria, en su relación positiva con los musulmanes en el recíproco interés por el bien común, pide a las autoridades sirias tener en cuenta las aspiraciones de la sociedad civil y las reivindicaciones internacionales, y amplía el horizonte abarcando la necesidad de soluciones globales para los pueblos de Oriente Medio.

“Es absolutamente necesario oponerse a la desintegración de la región y al multiplicarse sin fin de conflictos, que obligan a las poblaciones a huir de un país a otro, de Irak a Siria, de Siria a Turquía”, concluye el padre Lombardi. “Es necesario convertirse al dialogo de la reconciliación y de la paz”.

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ZENIT Staff

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