Persecución religiosa en Vietnam: protesta de periodistas católicos

Llamamiento para defender los derechos de una parroquia

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HANOI, miércoles 23 de noviembre de 2011 (ZENIT.org).- La Federación de la Prensa Católica Vietnamita expresó su protesta ante la comunidad internacional y condenó duramente los abusos de los medios de comunicación oficiales, así como de la policía y de las bandas organizadas presuntamente por el gobierno comunista de Vietnam, en el asunto de una parroquia a la que han sido confiscados terrenos de modo ilegal y contra la misma constitución vietnamita.

El 3 de noviembre de 2011, un grupo de casi cien personas, como aparecidas de la nada, irrumpieron en el atrio de la iglesia parroquial de Thai Ha, con dos altavoces en la mano, insultando a los religiosos, sacerdotes y feligreses, antes de agredirles físicamente.

Los intrusos insultaron, además, y amenazaron con matar a muchos sacerdotes y feligreses. Luego, de forma deplorable, usaron mazas para reducir a ruinas las propiedades de la Iglesia. Sólo abandonaron el lugar cuando las campanas comenzaron a sonar e innumerables personas de las parroquias vecinas llegaron a prestar socorro.

Quienes atentaron contra el orden, presuntamente orquestados, se fueron, pero la situación del día después, en la parroquia de Thai Ha, y en el convento redentorista, parecía haber empeorado,cuando las autoridades de Hanoi aumentaron la presión vindicativa contra el convento de los religiosos redentoristas, y la parroquia de Thai Ha.

Un pequeño ejército de la policía secreta, vestido de paisano, juntos a algunos guardias territoriales, observan y controlan los movimientos del interior y exterior de la iglesia, día y noche, con ayuda de videocámaras, instaladas estratégicamente en torno a la parroquia y al centro de las actividades.

Este violento atentado se parece al ataque sorpresa de 2008, cuyo objetivo fue también la parroquia de Thai Ha. El domingo 21 de septiembre de 2008, la capilla de los religiosos fue destrozada, incluyendo imágenes y libros. Además, “el grupo gritaba hasta desgañitarse algunos eslóganes amenazando con asesinar a sacerdotes, religiosos, fieles e incluso al arzobispo”, escribió Matthew Vu Khoi Phung, superior redentorista de Hanoi, en una carta de protesta enviada al Comité del Pueblo y a los departamentos de policía de Hanoi y el distrito de Dong Da, refiriéndose al entonces arzobispo de Hanoi Joseph Ngo Quang Kiet.
Como respuesta a esta acusación, el 11 de noviembre hubo un segundo atentado por parte de una multitud cada vez más numerosa. El gobierno vietnamita ha negado toda responsabilidad por estas acciones violentas atribuyéndolas a “gestos espontáneos” del pueblo, que ha actuado “para proteger a la sociedad e impedir a los católicos provocar el caos social”.

El último episodio terrorista contra la parroquia de Thai Ha fue fuertemente criticado por los responsables religiosos y las comunidades de Vietnam. Justo después del atentado, el arzobispo de Hanoi y el obispo de Kontum expresaron su solidaridad con los redentoristas y los feligreses de Thai Ha. Las congregaciones católicas del norte y del sur celebraron numerosas vigilias de oración, en comunión con la comunidad de Thai Ha.

En internet, muchos no cristianos expresaron su preocupación y solidaridad con la causa de Thai Ha, lo que contrarresta el efecto del masivo ataque de los medios de comunicación, a través de emisoras estatales, antes y después del incidente del 3 de noviembre, con el fin de engañar al público sobre los sacerdotes y los feligreses de Thai Ha, y su incesante búsqueda de la justicia y de la verdad. Durante años, los redentoristas y sus fieles han protestado por la requisa de su tierra, injustamente confiscada por el Estado.
Lo que repetidamente se ha etiquetado de “propiedad pública”, en las declaraciones del Estado, había sido comprada por los redentoristas en 1928, para construir un convento y una iglesia. El convento fue inaugurado el 7 de marzo de 1929, y la iglesia seis años más tarde.

Cuando los comunistas tomaron el control de Vietnam del norte, el gobierno local fue reduciendo, pedazo a pedazo, el terreno del convento y de la parroquia. El área ocupada se ha visto reducida de 61.455 metros cuadrados a 2.700.

El 6 de enero de 2008, los parroquianos protestaron contra un plan del Estado que preveía vender su terreno a algunos operadores inmobiliarios privados para obtener un beneficio. En respuesta, después de una serie de atentados, arrestos y finalmente procesos contra los feligreses, el gobierno convirtió el terreno en un parque público.

Por necesidad de tener más espacio, a causa del aumento de los servicios religiosos y de las actividades parroquiales, el clero y los fieles de Thai Ha no tienen más elección que pedir que se les devuelvan sus terrenos.

Para demostrar su derecho a gestionar la propiedad, el gobierno vietnamita no pudo presentar ningún documento legal que apoye su reivindicación ilegal sobre las áreas en disputa, ya que el terreno y las estructuras han sido requisadas a los católicos fraudulentamente.

La confiscación es ilegal incluso en la rigurosa ley vietnamita, un sistema de reglas que viola gravemente la convención internacional sobre los derechos de la propiedad privada.
La Federación de la Prensa Católica Vietnamita condena severamente y denuncia, a la comunidad internacional, el acto terrorista perpetrado contra la parroquia de Thai Ha y pide al gobierno de Vietnam que frene “los actos terroristas contra el monasterio y la parroquia de Thai Ha” y también “la persecución contra la Iglesia Católica y el resto de religiones”, así como “que refuerce la seguridad de los lugares de culto de todas las religiones”.

También, que respete “seriamente la ley promulgada por el mismo gobierno y restituya todas las propiedades confiscadas a la Iglesia católica y a las demás religiones de Vietnam” y respeto así mismo “absolutamente los derechos humanos y la libertad religiosa, como se afirma en la Carta de las Naciones Unidas”.

“Con nuestra completa fe en Dios, estaremos en comunión, compartiremos y acompañaremos a la parroquia de Thai Ha a través de su camino de sufrimiento”, afirman los periodistas católicos. Y concluyen pidiendo “a todos los congresos, a los gobiernos, a los partidos políticos de todas las naciones, a las organizaciones pro derechos humanos, a Amnistía Internacional, a la Comisión Internacional de Derechos Humanos, a todas las organizaciones que tienen un especial interés por la libertad y los derechos humanos en Vietnam, y a las agencias de comunicación del mundo, que nos apoyen en esta lucha por los derechos humanos y por la libertad religiosa en Vietnam”.

Según informaba la agencia Eglises d’Asie, de las Misiones Extranjeras de París, en la mañana del 18 de noviembre, sacerdotes y fieles de la parroquia de Thai Ha y de otras parroquias vecinas, realizaron una manifestación que atravesó buena parte de Hanoi. Los manifestantes, varios centenares, se reunieron ante la sede del Comité popular de la capital para protestar por el expolio del convento por las autoridades. El cortejo avanzó en orden, blandiendo pancartas con lemas como “Cuando se coge, hay que devolver”, “Protestamos contra las calumnias y las contraverdades de la televisión sobre la parroquia de Thai Ha”. Otros pasquines, bajo el dibujo de una capilla transformada en lugar de fiestas para los cuadros del Partido, llevaba el letrero: “¡No profanéis los terrenos y las propiedades religiosas!”. También se leía el artículo 70 de la Constitución vietnamita: “Los terrenos de las religiones están protegidos por la ley”. En torno al cortejo de manifestantes, intimidaba la presencia de numerosos agentes de la Seguridad y barreras metálicas.

Hacia las 9,00, algunos sacerdotes, entre los manifestantes, fueron invitados a encontrarse con las autoridades en la sede del Comité popular. El encuentro duró una media hora. El resto de los manifestantes se dirig
ió al gran lago de Hanoi, pasando ante la sede del periódico de la capital, el Ha Nôi Moi, cuyos artículos sobre el suceso de Thai Ha fueron fuertemente agresivos. A orillas del lago, sacerdotes fueron entrevistados por representantes de la prensa internacional. Hacia las 10,00, la manifestación pasó ante la catedral y la estatua de la Virgen en el atrio.

La manifestación, al parecer, fue improvisada para reaccionar al golpe de fuerza de las autoridades municipales en la noche del 16 al 17 de noviembre.

Tras el atentado, los responsables no juzgaron necesario cambiar el programa cotidiano de la parroquia y se celebraron las dos misas previstas, y numerosos fieles permanecieron en el lugar. Muchos más llegaron para ofrecer su ayuda a los religiosos. Se inició una noche de vigilia.

Hacia las diez de la noche, importantes fuerzas del orden con policías, agentes de Seguridad, milicianos, acompañados por perros policía, fueron movilizados para proteger las excavadoras y otros vehículos destinados a los trabajos de roturación del terreno para la construcción de la estación depuradora.

Según el testimonio de un parroquiano, recogido por Radio Free Asia, un gran número de personalidades del Partido comunista vietnamita acompañaban la operación policial.

Numerosos fieles de Thai Ha, inquietos, siguieron engrosando las filas de defensores de la parroquia. Muchos temían ver, como el 3 de noviembre pasado, a los mercenarios de la otra vez introducirse en el convento.

El 10 de noviembre, antes del atentado, se había celebrado una reunión entre un gabinete de abogados, un religioso de la parroquia y un responsable del hospital Dông Da, cuyo proyecto de construcción de una estación depuradora de aguas residuales, en un terreno de la parroquia, está en el origen del conflicto con los religiosos redentoristas.

Los religiosos pidieron ser informados sobre el proyecto de construcción de la estación depuradora para su estudio por la parroquia y que la capilla, en el interior del hospital, no fuera utilizada como lugar de diversión. Las peticiones parecían haber sido bien acogidas por la otra parte, pero se trataba, como han demostrado los acontecimientos, de una falsa impresión.

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ZENIT Staff

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