SAN JUAN DE PUERTO RICO, miércoles 21 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El arzobispo emérito de Sevilla, cardenal Carlos Amigo Vallejo, enviado especial de Benedicto XVI, presidió una misa solemne, el domingo 18 de noviembre, ante miles de católicos llegados desde todos los rincones de Puerto Rico, en el Palacio de Deportes José Miguel Agrelot, para celebrar el quinto centenario de la llegada del primer obispo de la Iglesia católica en las Américas, Alonso Manso.
Alonso Manso, nació en Becerril de Campos, Palencia, y falleció en San Juan de Puerto Rico, hacia el 25 de septiembre de 1539. Manso fue el primero que tomó posesión de su sede, pues llegó a ella el 25 de diciembre de 1512, según palabras del dominico fray Bartolomé de Las Casas, testigo de su presencia y que afirmaba que “el primer obispo que […] vino consagrado fue el licenciado D. Alonso Manso”. Su diócesis, poblada por entre veinte y treinta mil aborígenes y un número reducido de españoles, estaba sin organizar, pues la Isla, avistada por Colón en su primer viaje y rápidamente visitada por él mismo en el segundo, sólo había sido colonizada por Ponce de León en 1509.
“La barca de la Iglesia de Puerto Rico es de frágil madera. Pero los marineros, los cristianos que la llevan, son de hierro”, dijo el cardenal en la homilia, agregando: “Es una Iglesia muy libre porque la palabra de Dios no está nunca encadenada. Es una Iglesia viva”. Los presentes aplaudieon y vitorearon al cardenal español, luego que este dij que el beato Carlos Manuel Santiago es “un hermoso fruto de la santidad boricua».
La agencia vaticana Fides informa que el arzobispo de San Juan Roberto González Nieves, presentó al cardenal Amigo Vallejo y resaltó el motivo de la celebración: una Acción de Gracias al Señor por la llegada a la isla del primer obispo Alonso Manso, el 25 de diciembre de 1512.
Con este evento comenzó la estructuración de la Iglesia en el Nuevo Mundo. “Fue el primero en todas las Américas –dijo el arzobispo González Nieves–. Pero lo verdaderamente significativo no es dar gracias por un hecho remoto, aunque estamos orgullosos porque podemos decir que fue aquí, en la tierra del coquí donde se estableció la Iglesia católica por primera vez, también aunque se cumplen 500 años de ello, esta es una Iglesia joven”.
El arzobispo de San Juan subrayó que la Iglesia sostiene la defensa de la vida, del matrimonio entre un hombre y una mujer, y promueve la paz y la justicia.
“La fe nos hace ver el mundo con alegría y esperanza”, dijo el arzobispo, que acabó exclamando “¡Viva el pueblo puertoriqueño! ¡Viva Cristo Rey!”, seguido de fuertes aplausos de todos los presentes.
La ceremonia duró casi cuatro horas, enriquecida por la participación del Coro de la Diócesis de Mayagüez, y terminó con el acto de devoción a Nuestra Señora ante la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico, del siglo XIX.