La próxima edición de la JMJ se celebrará en la ciudad del beato Juan Paolo II. Lo ha anunciado el papa Francisco antes de la oración del Ángelus durante la Misa de clausura de la JMJ Río 2013. Después de Czestochowa en 1991, Polonia alojará por segunda vez la gran reunión mundial de los jóvenes católicos.
En Polonia ya hay mucho fermento por la JMJ que vendrá.
Para intentar entender como se inicia a preparar ZENIT ha entrevistado a Bogdan Oset el catequista en un instituto de Czestochowa, ya miembro del Comité Organizador de la VI Jornada Mundial de la Juventud que se desarrolló en 1991.
Bogdan Oset vive en Czestochowa con la mujer Ewa, y tres niños. Trabaja como catequista y profesor de religión en el instituto Cyprian Kamil Norwid.
Según usted ¿cuáles serán los frutos de la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Cracovia en 2016?
Bogdan Oset: Mirando la historia de las Jornadas Mundiales de la Juventud, y recordando en particular la JMJ de Czestochowa en 1991, creo que la de Cracovia será la ocasión para hacer crecer la dimensión multicultural de los jóvenes que profesan los mismo valores y la misma fe en Jesucristo.
Los participantes hablan lenguas diversas, proceden de países diferentes del mundo, incluso sienten y creen en el mismo modo. Durante la JMJ tienen la extraordinaria oportunidad de compartir con los otros su historia, la cultura y la fe. La JMJ es el encuentro entusiasmante de culturas y de fe. Precisamente como sucedió durante la de Czestochowa.
Usted fue miembro del Comité Organizador de la VI Jornada Mundial del Juventud en Czestochowa en 1991. ¿Cómo recuerda aquellos días?
Bogdan Oset: Es necesario subrayar que durante la JMJ en 1991 la Iglesia en Europa por primera vez después de la guerra podía respirar con los dos pulmones, el de occidente y de oriente, como esperaba Juan Pablo II. En Czestochowa hubo un encuentro fraterno de jóvenes de oriente y occidente. Para mí y muchos de mis coetáneos la VI Jornada Mundial de la Juventud en Czestochowa fue un importante punto de referencia. Las palabras del papa: «Debes ser fuerte …» suenan todavía en nuestros orejas. Aunque si el evento más importante en mi vida fue el de formar parte del Jubileo de los jóvenes en Roma en abril de 1984, y el encuentro con Juan Pablo II.
Un encuentro que fue una especie de prueba general para la sucesiva JMJ. El entusiasmo y la autenticidad de Juan Pablo II fueron una fuente de inspiración en mi vida de todos los días, y las palabras de Juan Pablo II «debéis exigiros a vosotros mismos» son el lema del mi trabajo catequístico.
¿Cuáles son los objetivos para la JMJ de Cracovia?
Bogdan Oset: La JMJ en 1991 fue una ocasión para cancelar las barreras que dividían a los jóvenes de oriente de Europa. La JMJ que tendrá lugar en Cracovia en 2016 debería servir como fuente para consolidar la autenticidad de la vida religiosa, y la afirmación de la vida espiritual que se opone al relativismo moral de los tiempos de hoy. Los cristianos tienen muchos motivos para estar orgullosos y alegres. Creo que la JMJ en Cracovia será la ocasión para compartirla alegría cristiana con todos. La Iglesia apoyada por jóvenes alegres y testigos de la fe puede alimentar la esperanza para el mundo. El futuro pertenece a los jóvenes. Para muchos participantes, la JMJ ha sido el punto de desarrollo de su vida, no solo religiosa.
En la JMJ de Cracovia podrían llegar dos o incluso tres millones de jóvenes procedentes de todo el mundo. En 1991 Czestochowa benefició en muchas maneras, de la organización de la VI JMJ. Por algunos días Czestochowa fue capital mundial para más de un millón y medio de jóvenes. Uno de los resultados de ese encuentro ha sido el nacimiento de la Radio católica Fiat.
La VI JMJ fue organizada después de la caída del régimen comunista en Polonia, y el evento tuvo un gran significado simbólico.
Cracovia tiene el tiempo y la posibilidad para mejorar y, si es necesario, construir las estructuras necesarias.
¿De qué forma la Iglesia polaca prepara la JMJ de Cracovia?
Bogdan Oset: La tarea más grande que está de frente a la Iglesia es el de atraer jóvenes para invitarles no solo a la participación, sino también a la preparación de la JMJ. Por mi experiencia sé que los jóvenes están deseosos de implicarse. En la escuela donde enseño, un tercio de los estudiantes inscritos, unos 400 estuvieron implicados en 1991 en actividades de voluntariado. Junto con los estudiantes de otras escuelas y durante varios meses se comprometieron en la preparación para desarrollar un rol de guías e intérpretes. Desarrollaron un trabajo excelente para un trabajo que al inicio parecía imposible. En 1991el conocimiento de las lenguas occidentales era muy limitada, mientras hoy, este problema ya no existe. Además pienso que las autoridades estatales son hoy más consciente de qué significa organizar una JMJ y darán la asistencia adecuada a los organizadores del encuentro.</p>