PREDICACIÓN CIRCUNSTANCIAL (4)
Vimos el bautizo, la boda y las exequias. Demos un paso más.
PREDICACIÓN EN FIESTAS
Hay fiestas sagradas y profanas. Entre las primeras, unas vienen determinadas por el calendario, como la fiesta del patrono local o la de los patronos de gremios o asociaciones. Otras son fiestas personales con motivo de la recepción de los sacramentos: bautismo, primera comunión, confirmación y matrimonio. Entre las profanas, los motivos pueden ser incontables: bodas de plata o de oro de una promoción, aniversario de la fundación de una asociación, inauguración de un edificio, etc.
Objetivo: interpretar esa fiesta a la luz del mensaje cristiano: Dios se alegra con nuestras fiestas, pues Él ha querido esto. Todo lo humano, a Dios no le es ajeno.
Características:
El predicador en las fiestas:
Primero, debe hacerse portavoz de los oyentes y expresar lo que mueve a los oyentes, lo que piensan y sienten.
Segundo, debe despertar un recuerdo alegre y salvífico, pues Dios debe tener una razón hermosa para esta fiesta.
Tercero, debe ayudar a una interpretación de la actualidad, pues recuerdos del pasado se vivencian como actuales y así hay un motivo para la celebración.
Cuarto, debe despertar la esperanza en un futuro bueno, pues las fiestas siempre tienen una dimensión profética y escatológica; es decir, el buen recuerdo de la fiesta nos da fuerzas para el futuro.
Finalmente, debe ser testimonio de la comunidad de la Iglesia, es decir, una fiesta sólo es posible porque hay hombres que se alegren con ella.
PREDICACIÓN EN PRESENTACIONES
Bastan estos datos
Primero, hablar del homenajeado o presentado; nunca de uno mismo.
Segundo, no resumir la conferencia del conferencista que se presenta; por eso nunca hay que dar la conferencia a nadie antes de decirla.
Tercero, en cada lugar debemos portarnos de acuerdo a las costumbres y miramientos locales.
Cuarto, evitar tópicos adormecedores: “Es una osadía que yo, que no tengo ningún título para merecer el honor de realizar esta presentación, tarea para la que hay aquí personas mucho mejor cualificadas, y además no soy orador, me atreva a presentar a N.N., cuyos méritos son conocidos de todos; lamento disponer de poco tiempo para ponerlos de relieve…”. Esto suena a “cursi”.
Quinto, informarse de aquel a quien se debe presentar: tema de hoy, relevar las cualidades especiales del orador, caldear al público a tono de lo que va a seguir, pues así se hace un gran favor al invitado.
Finalmente, ser sincero: no inventar virtudes del presentador.
PRESENTACIÓN EN UN BRINDIS
Bastan estos datos
Primero, llevar algo preparado.
Segundo, no hablar “de los fenicios”, es decir, al tuntún y por decir algo.
Tercero, no repetir la tan escuchada idiotez: “como dijo el poeta”.
Cuarto, ser natural y familiar.
Quinto, breve.
Finalmente, un ejemplo podría ser este: “A lo largo de la vida vamos discriminando las cosas fundamentales de las que brillan y luego decepcionan. Entre los tesoros auténticos está el de la amistad, el del cariño (si usted es el invitado). Nuestro anfitrión N. es una de esas personas que iluminan la vida de sus amigos. Todos los que hoy me acompañan los he seleccionado entre esas amistades luminosas que dan calor a nuestra vida. Guardaré un recuerdo emocionado de esta velada y quiero que sepas que todos los que han sido convocados te queremos “casi” (recalcar y con una sonrisa) casi tanto como te mereces”.
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Si desea comunicarse con el padre Antonio Rivero, puede hacerlo en este email:arivero@legionaries.org