LIMA, jueves, 19 febrero 2004 (ZENIT.org).- Preocupados por la incertidumbre de «millones de peruanos» ante una situación de confrontación interna –fruto del «creciente deterioro político-social y la pérdida de valores morales»–, los obispos de Perú difundieron el martes un comunicado apelando a la responsabilidad de todos para impulsar el desarrollo basado en «la justicia, la verdad y la solidaridad».
Señalan especialmente la responsabilidad del poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, de los partidos políticos y de los medios de comunicación en este difícil contexto para la nación.
«No cerremos nuestra capacidad de servicio a la Patria», exhortan los prelados en su comunicado, cuyo texto publicamos a continuación.
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CONFERENCIA EPISCOPAL PERUANA
EN ESTA HORA DIFÍCIL
El Perú vive, en la actualidad, momentos de zozobra, preocupación y descontento. Millones de peruanos, especialmente los del sector más pobre, se preguntan angustiados: ¿Dónde vamos? ¿Cuál es nuestro futuro? ¿Podremos vivir en paz social, crecer en familia con dignidad y garantizar para nuestros hijos un País de esperanza?
El creciente deterioro político-social y la pérdida de valores morales ocasionan confrontaciones internas, diferencias irreconciliables, cerrazón en aquellos que tienen la grave responsabilidad de conducir los destinos de nuestra nación. Lógicamente esta grave responsabilidad recae sobre el poder Ejecutivo, Legislativo y el poder Judicial; pero también recae sobre toda esa amplia familia que constituyen los partidos políticos, sin olvidar el papel cada vez más preponderante de los medios de comunicación social.
Todos, sin excepción, hemos sido generadores de esta delicada situación; todos tenemos nuestro grado de responsabilidad. Por eso a todos nos incumbe realizar el gran esfuerzo en orden a encontrar el desarrollo basado en la justicia, la verdad y la solidaridad. Queremos y buscamos un País sin divisiones, donde todos tengan igualdad de condiciones. Deseamos un Perú donde todos los peruanos, especialmente los más pobres y vulnerados, puedan volver a creer que este País, con sus fragilidades y limitaciones, puede ser un lugar donde vale la pena vivir.
No cerremos nuestra capacidad de servicio a la Patria. En estas horas difíciles hacemos un llamado a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Todas las instancias de la nación contribuyeron a construir el Foro del Acuerdo Nacional. Con ello se buscaba encontrar el espacio natural donde se podrían conciliar diferencias, recoger opiniones, dialogar con altura y ayudar, en definitiva, a la construcción del País grande que todos nos merecemos. No dejemos que este valioso instrumento se pierda. No perdamos nunca la fe en el diálogo sincero.
Invocamos a todos los responsables a participar activamente en la solución en este momento difícil. Trabajemos con generosidad y grandeza. El pueblo peruano sabrá corresponder. Que Dios derrame su bendición sobre el Perú.
Lima, 16 de febrero de 2004
+ José Hugo Garaycoa Hawkins
Presidente
Conferencia Episcopal Peruana
+ Juan José Larrañeta Olleta
Secretario General
Conferencia Episcopal Peruana
