China: La Iglesia en Hong Kong desafía al Gobierno chino

Celebración de la canonización de los 120 mártires

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HONG KONG, 31 oct (ZENIT.org).- El pasado domingo 29, con una solemne misa en honor de los 120 mártires chinos recién canonizados por Juan Pablo II, los católicos de la diócesis de Hong Kong demostraron su amor al Papa y a su país, China.

Según informa la agencia , informa la agencia misionera de la Santa Sede Fides, la celebración fue presidida por el cardenal John Baptist Wu Cheng-Chung, quien estaba acompañado por el obispo coadjutor Joseph Zen, el obispo auxiliar John Tong y el abad Clement Kong, del monasterio trapense de Nuestra Señora de la Alegría. Asistieron más de 1.200 personas, en su mayoría católicos locales, así como 120 sacerdotes locales y misioneros.

Al anunciar la noticia de la canonización de los mártires, que tuvo lugar el pasado 1 de octubre, el Gobierno de Pekín había prohibido ceremonias públicas en China en honor de los nuevos santos y había advertido también a la diócesis de Hong Kong que se abstuvieran de organizar fiestas o al menos que fueran de poca importancia.

El Gobierno, recuerda Fides, lanzó una campaña contra los nuevos santos, a quienes llamó «enemigos del pueblo» e «instrumentos del imperialismo occidental» y hombres de «costumbres disolutas» (a los misioneros mártires).

No hubo ninguna toma de posición ni críticas durante la Misa en la catedral de la Inmaculada Concepción de Hong Kong, llena hasta los topes, aunque el evento en sí mismo y su impresionante solemnidad han sido una advertencia al Gobierno del continente para que examine su visión superficial de la historia, explica Fides.

Contrariamente a la imagen de una Iglesia «ligada al imperialismo occidental», la ceremonia tuvo un claro color chino. Se dio la bienvenida a las reliquias bendecidas como se hace con las «tablillas familiares» con incienso, con reverencia y con música tocada con instrumentos tradicionales.

La Iglesia de Hong Kong se declara a sí misma descendiente de los mártires chinos. En primer lugar, porque los institutos misioneros a los que pertenecían los misioneros mártires tienen comunidades en Hong Kong actualmente.

Además, la homilía de la Misa fue pronunciada por un descendiente directo, el padre Francis Li, de Taiyuan, que contó la conmovedora historia del martirio de su abuelo Li Zhongyi y su tío Li Shiyan. Los dos se encuentran entre los 120 canonizados. Su padre escapó milagrosamente de la muerte. Su cuerpo fue encontrado días después entre un montón de cadáveres, estaba seriamente herido en la cabeza, había perdido mucha sangre, pero estaba vivo.

El padre Li negó la interpretación política e ideológica dada por Pekín a la canonización, diciendo que la muerte de los católicos chinos asesinados durante la Revolución de los Boxer fue sin duda un acto de martirio: «Si a ti te ordenan apoyar el Gobierno de la dinastía Qing y tú eres asesinado por no hacerlo, esto podría no ser considerado martirio. Pero los Boxer ordenaron a los misioneros y a los cristianos que renunciaran a su fe. Fueron asesinados porque rechazaron hacerlo. Esto se llama martirio».

Con ironía, agradeció al Gobierno chino sus críticas que han servido para dar más publicidad al evento: «Esto ha ocasionado que todos en Hong Kong y en todo el mundo hayan sabido que la Iglesia Católica iba a celebrar una ceremonia de canonización. Se ha despertado la curiosidad entre quienes oían las noticias y hacían preguntas como ¿Qué es una canonización? ¿Quiénes son los que van a ser canonizados? ¿Por qué van a ser canonizados? ¿Por qué hay gente que se opone a su canonización?».

La liturgia se cerró con una procesión solemne para colocar las reliquias de los mártires en la Capilla de la Pasión en el ábside de la catedral. Entre los asistentes visiblemente conmovidos, había mucha gente joven que permaneció después de la Misa rezando silenciosamente ante las
reliquias de los nuevos santos.

Asistió a la Misa el propietario del diario de Hong Kong «Apple Daily» Jimmy Lai Chee-ying, que se ha hecho católico recientemente, y Martin Lee Chu-ming, líder de Partido Demócrata de Hong Kong.

Martin Lee afirmó que Pekín ha intentado interferir en la libertad religiosa de Hong Kong pero que la diócesis ha sabido manejar muy bien la situación.

Antes de la canonización, cuando Pekín presentó sus reivindicaciones en China continental y Hong Kong contra las celebraciones, el obispo coadjutor Joseph Zen declaró que la Iglesia de Hong Kong tenía todo el derecho de celebrar la proclamación de sus nuevos mártires. E indicó que la campaña contra la canonización era un signo de que el Gobierno chino y la Asociación Patriótica tenían miedo porque veían que la Iglesia católica oficial en China continental se estaba alejando de su control y acercándose a Roma.

Por su parte, la Asociación Patriótica, según recuerda Fides, se sumó a la campaña de adoctrinamiento del Partido Comunista y prohibió varias peregrinaciones a China programadas por católicos de Hong Kong.

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ZENIT Staff

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