ROMA, 14 febrero 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha querido manifestar personalmente de nuevo su cercanía con el pueblo de El Salvador, que hoy volvió a amanecer con vidas humanas aplastadas entre los escombros de una nueva sacudida de tierra.
Los últimos balances oficiales del terremoto de 6,1 grados en la escala de Richter que se produjo ayer en El Salvador, hablan de 237 víctimas mortales y 1.695 damnificados, según ha informado el Comité de Emergencia Nacional (COEN).
El terremoto tuvo su epicentro en la localidad de San Pedro Nonualco, unos 60 kilómetros al este de San Salvador, y afectó a las provincias de San Vicente y Cuscatlán, todos en la región central del país.
La fuerte sacudida de ayer se produjo justo un mes después del sismo que el pasado 13 de enero provocó 827 muertos, y más de un millón de damnificados.
En un telegrama enviado hoy al arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, Juan Pablo II «profundamente apenado por las numerosas víctimas, heridos, y graves daños materiales que ha ocasionado, ofrece sufragios por el eterno descanso de los fallecidos y eleva oraciones para que el Señor conceda la fortaleza y el consuelo a todo el pueblo salvadoreño, especialmente a los afectados directamente por la desgracia».
Asimismo, en el mensaje enviado por el cardenal Angelo Sodano, el Papa reza para que Dios «inspire en todos sentimientos de solidaridad y fraternidad para que, en estos momentos tan difíciles, instituciones y hombres de buena voluntad, colaboren eficazmente, con espíritu generoso y caridad cristiana, a mitigar el dolor y superar las adversidades».
Cáritas El Salvador, la institución de ayuda de la Iglesia en el país, con la ayuda de la red internacional de Cáritas de todo el mundo, ha sido el canal más importante en la distribución de ayudas a la población, cubriendo las necesidades fundamentales de 72 mil familias.
