El Servicio de Investigación Criminal (SIC) de la Policía Nacional Civil ha comenzado ya la investigación que debería aclarar el papel de los sospechosos en la muerte a la religiosa, de la congregación neoyorquina de las Hermanas de la Caridad.
Representantes de la Iglesia y organizaciones humanitarias argumentan que fue un crimen político por la labor social de la monja, cuyos restos fueron trasladados el martes en Bronx, Nueva York
Nery Rodenas, director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA) en declaraciones a la prensa afirma: «Nos causa extrañeza la saña con que fue ultimada Ford, por la cantidad de proyectiles, y que no se hayan robado el vehículo; presumimos que fue un crimen político», dijo Rodenas (Cf. Zenit, 8 de mayo de 2001).