El Papa: sin voluntariado, la sociedad no puede durar mucho

En la audiencia a los voluntarios de la Protección Civil Italiana

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 8 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Sin voluntariado, “el bien común y la sociedad no pueden durar mucho”, dijo este sábado Benedicto XVI al recibir en el Aula Pablo VI a funcionarios y voluntarios de la Protección Civil Italiana.

Este grupo estaba formado por unas siete mil personas en total, acompañadas por el jefe de departamento Guido Bertolaso y por el subsecretario en la Presidencia del Consejo Gianni Letta.

En la audiencia, celebrada exactamente once meses después del terremoto que el pasado 6 de abril devastó el Abruzzo, el Papa quiso dar las gracias, por su compromiso, a tantos “buenos samaritanos” que se han dedicado a las víctimas de esta tragedia.

También recordó, a la luz de su encíclica “Deus caritas est”, que “el amor será siempre necesario, también en la sociedad más justa”.

Benedicto XVI precisó que “el amor al prójimo no puede ser delegado” y que “el Estado y la política, aun con su necesario cuidado por el bienestar, no pueden sustituirlo”.

“No hay ningún ordenamiento estatal justo que pueda hacer superfluo el servicio del amor -continuó-. Quien quiera desentenderse del amor, se dispone a desentenderse de la persona en cuanto persona; siempre habrá sufrimiento que necesita consuelo, ayuda”.

A continuación, el Pontífice quiso destacar la asistencia garantizada por Protección Civil, que en Italia consta de unas tres mil asociaciones, con un millón trescientos mil voluntarios disponibles.

“Los voluntarios -recordó el Papa- no son los “recursos provisionales” en la red social, sino personas que realmente contribuyen a delinear el rostro humano y cristiano de la sociedad”.

“Sin voluntariado, el bien común y la sociedad no podrían durar mucho, porque su progreso y su dignidad dependen en gran medida precisamente de esas personas que hacen más que cumplir estrictamente su deber”, destacó.

“Además de custodios del territorio -les alentó-, sed, cada vez más, iconos vivientes del buen samaritano, prestando atención al prójimo, recordando la dignidad de la persona y suscitando esperanza”.

Vuestra misión, concluyó, “no consiste únicamente en la gestión de las emergencias, sino en una contribución puntual y meritoria a la realización del bien común”, que “representa siempre el horizonte de la convivencia humana también, y sobre todo, en los momentos de las grandes pruebas”.

En su saludo al Pontífice, el jefe de Protección Civil, Berolaso, se refirió indirectamente a las recientes acusaciones que se le han dirigido y por las que está sometido a una investigación judicial por los contratos para el G8 que debía celebrarse en Maddalena.

En un periodo en el que “se confunden las responsabilidades de algunos con el trabajo y el mérito de muchísimos”, dijo, Protección Civil continúa siendo un “inmenso valor de competencia y pasión”.

En este servicio nacional, continuó, hay “un verdadero patrimonio operativo, pero sobre todo ético, un valor precioso que hoy reivindico con orgullo, hecho de mujeres y hombres que juntos han escogido estar siempre dispuestos a servir al prójimo”.

Al final de la audiencia, el Papa recibió como regalo la chaqueta azul de Protección Civil, que se puso rápidamente, suscitando el aplauso inmediato de los miles de voluntarios presentes en el Aula Pablo VI.

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ZENIT Staff

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