El cardenal Martino, defensor de la vida y la familia en la ONU

Homenaje en Roma al purpurado italiano

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ROMA, martes 2 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- El cardenal Renato Raffaele Martino es quizás más conocido como anterior presidente del Consejo Pontificio “Justicia y paz”, cargo que desempeñó desde 2002 hasta hace unos meses.

Pero antes de llegar a Roma, fue durante 16 años Observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York. Durante ese tiempo, el diplomático del Vaticano dirigió numerosas campañas en las que la Santa Sede presionó con éxito contra, entre otras cosas, la promoción mundial del aborto y la redefinición de la familia. Fue por esos enormes logros por los que fue homenajeado en una cena en Roma el pasado 12 de febrero.

«Las instrucciones de las negociaciones pueden haber venido de Juan Pablo II el Grande», señaló en un mensaje Austin Ruse, cuya organización, Catholic Family and Human Rights Institute, era la anfitriona del evento. «Pero la realización de dichas instrucciones recayó en usted y en la fuerza y las orientaciones que dio a sus notables negociadores, algunos de los cuales se sientan en esta mesa y en esta sala esta noche».

«Es algo difícil y casi imposible hacer frente a lo que a veces parece el mundo entero, pero usted nunca cedió», explicó Ruse. «Es un reconocimiento a su determinación el que durante años nuestros adversarios no pudieran conseguir lo que querían. Querían un derecho internacional al aborto y perdieron porque usted los detuvo. Querían una redefinición de la familia y perdieron porque usted los detuvo. Querían decir que el género es una construcción social y no se basa en la naturaleza y perdieron porque usted los detuvo. Habría sido fácil e incluso plausible renunciar y dejar pasar, pero usted nunca lo hizo, y por eso estamos aquí con usted esta noche».

Ruse, que no pudo estar presente debido al mal tiempo, dijo en su mensaje que su organización había recibido más de 2.000 homenajes al cardenal procedentes de todo el mundo. «Gracias cardenal Martino, en nombre de todos los bebés que ha salvado por oponerse al aborto y al derecho universal al aborto en las Naciones Unidas», decía un homenaje. «Dios le recompensará en abundancia por las cruces que ha tenido que llevar». Otro decía: «Usted es una inspiración para todos nosotros, usted es un héroe, es realmente el corazón de Jesús, su voluntad y sus manos y sus pies en la tierra».

Una de los negociadoras el cardenal Martino, Christine de Vollmer, recordó cómo el entonces arzobispo «realmente puso a la Santa Sede sobre el mapa de la Naciones Unidas», transformándolo de ser «un mero observador» para convertirse «en un motor real en las Naciones Unidas». La historia, afirmó, dirá que «este era un hombre muy, muy bueno enviado por un Papa muy grande».

Otro negociador, Jean Head se refirió a una famosa cita del político pro-vida estadounidense, Henry Hyde, diciendo que cuando el cardenal Martino llegue al Juicio Final, habrá un coro de voces «que nunca se han oído en este mundo» que dirá a Dios: «absuélvele, porque él nos amó».

El cardenal Martino, quien actualmente está escribiendo sus memorias, recuerda cuántos continuos esfuerzos se han hecho para revocar una sentencia que prohíbe la promoción del aborto como método de planificación familiar, desde que él y sus negociadores ayudaron a detenerlos en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo en El Cairo en 1994. En cada ocasión, afirmó, el lobby pro-aborto trataba de incluir fórmulas que abrieran la puerta al aborto, pero “no lo consiguieron».

El cardenal Martino subrayó que no se podrían haber logrado estos avances sin la ayuda de sus expertos negociadores y, sobre todo, la ayuda de Dios. «Lo hicimos», dijo, «pero como instrumentos del Señor.»

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En nombre de la diversidad

A los católicos en Inglaterra les gustaría alguien del calibre de Cardenal Martino en este momento.

La pasada semana, el Parlamento británico votó para aprobar una enmienda a un proyecto de ley que, de acuerdo con el Gobierno y con una agencia de la Iglesia Católica, permitirá a las escuelas religiosas que enseñen educación sexual según su ideario religioso.

Pero en opinión de las organizaciones pro-vida y de muchos católicos ortodoxos, la enmienda es engañosa y errónea, ya que todavía se obliga a todas las escuelas, incluyendo las escuelas católicas, a dar información acerca de la anticoncepción, el aborto y las uniones homosexuales, en nombre de la igualdad y la diversidad. El ministro de Educación del Gobierno, Ed Balls, parecía admitirlo en un programa de radio de la BBC en el día de la votación.

«Ellos pueden explicar los puntos de vista de su fe», dijo, «pero lo que no pueden hacer es decir que no van a enseñar a los niños acerca de la anticoncepción, cómo acceder a la anticoncepción, o cómo usar la anticoncepción». Añadió que lo que cambia del proyecto de ley es que, por primera vez, “estas escuelas no pueden simplemente ignorar estas cuestiones o enseñar sólo un lado de la argumentación”.

Los maestros en las escuelas religiosas, dijo, van a enseñar «puntos de vista diferentes sobre la homosexualidad, pero no se puede enseñar la homofobia, deberán explicar las uniones civiles y deberán dar una visión equilibrada sobre el aborto. Deberán explicar los dos lados del argumento y la manera de acceder al aborto. Lo mismo sobre la verdad de la contracepción»

Las escuelas religiosas, por tanto, estarán ahora obligadas a instruir a las jóvenes sobre dónde matar al niño que llevan en su seno, por ejemplo, afirman las organizaciones pro-vida. También dicen que hay muchos otros aspectos de esta legislación que «publicitarán» a los alumnos mensajes a favor del aborto, mandarán la enseñanza de material sexual espeluznante, y en última instancia, llevarán a una mayor “sexualización de los niños». Como un observador apunta: las escuelas católicas a partir de ahora serán coaccionadas, por el concepto estatal de «neutralidad», a presentar como «elección» lo que hasta ahora “no ha sido una opción; para dar a los alumnos opciones como si fueran moralmente equivalentes, para promover lo que tradicionalmente ha sido considerado como ‘pecado’. Es la facilitación bajo el disfraz de la información «.

Sin embargo, el Servicio de Educación Católica, la agencia que ha trabajado con el Gobierno sobre el proyecto de ley y que está dirigida por los obispos de Inglaterra y Gales, apoya la legislación. Insiste en que la enseñanza de todos los aspectos del plan de estudios en las escuelas católicas “refleja su carácter religioso», y que la educación sexual «estará arraigada en la enseñanza de la Iglesia Católica sobre el profundo respeto de la dignidad de todos los seres humanos».

Esto no ha aplacado a las organizaciones pro-vida, algunos de los cuales se sienten «totalmente traicionadas» por la postura de la agencia. Un grupo dijo que el nuevo plan de estudios «va a colocar la conciencia de los maestros católicos, los padres y los jóvenes en una situación totalmente injusta”. Hasta ahora, sólo el cardenal Keith Patrick O’Brien, presidente de la Conferencia Episcopal Escocesa, ha hablado en nombre de la Iglesia contra la votación de esta semana sobre el proyecto de ley. Se cree que los obispos de Inglaterra y Gales comentarán la cuestión tras haber alcanzado un acuerdo sobre las acciones futuras, pero algunos sospechan que ellos querían que la enmienda se aprobase sólo en el caso de que el proyecto de ley no pudiera ser tumbado.

Algunos sacerdotes y laicos ven este proyecto de ley como el fruto de décadas de disensión dentro de la Iglesia Católica en Gran Bretaña. Y, tanto dentro como fuera de la Iglesia, este proyecto de ley está siendo considerado como una flagrante oposición a la ley moral natural que los gobiernos se supone que deben defend
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Benedicto XVI recordó a los obispos de Inglaterra y Gales a principios de febrero en que dicha legislación que restringe la libertad religiosa, “en realidad se viola el derecho natural sobre el que se basa la igualdad de todos los seres humanos». A continuación, les instó a garantizar que la enseñanza moral de la Iglesia «se presenta siempre en su totalidad y convincentemente defendida». La fidelidad al Evangelio, dijo, «de ninguna manera limita la libertad de otros – por el contrario, sirve a su libertad, ofreciéndoles la verdad».

Ahora el proyecto de ley pasará a la Cámara de los Lores, donde se espera un duro trabajo para garantizar que el proyecto de ley es derrotado.

[Por Edward Pentin, traducción del inglés por Inma Álvarez]


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Edward Pentin es un escritor independiente que vive en Roma. Puede contactarse con él en: epentin@zenit.org

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ZENIT Staff

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