HUANCAYO, martes 7 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- El arzobispo de la arquidiócesis peruana de Huancayo, monseñor Pedro Barreto Jimano, recibirá el premio anual de Derechos Humanos Ángel Escobar Jurado, este viernes en el Auditorio Médico del Perú.
La Asociación de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos de Perú ha querido reconocer así en la persona de monseñor Barreto el precioso “trabajo y su contribución a la defensa de los derechos humanos y su firme apoyo a los más pobres”, informó la agencia Fides.
El arzobispo jesuita ha sido premiado por el acuerdo mutuo de la organización, que reúne a ochenta organismos activos y comprometidos en la promoción y protección de los derechos humanos.
Ángel Escobar Jurado, que da nombre a este “premio nobel alternativo” fue un defensor de los derechos humanos durante los años del terrorismo, y desapareció en Huancavelica en 1990.
Monseñor Pedro Ricardo Barreto Jimeno nació en Lima el 12 de Febrero de 1944. Estudió en un colegio de la Compañía de Jesús, a la que ingresó en 1961, según refleja la web del arzobispado de Huancayo.
Ralizó sus estudios de Filosofía en la Facultad de la Compañía de Jesús de Alcalá de Henares (España) y de Teología en el Seminario San Antonio Abad del Cusco y en la Facultad Pontificia y Civil de Lima.
Fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1971. Desempeñó su trabajo pastoral en las ciudades de Tacna, Lima y Ayacucho.
Comunión y participación
En 2001, Juan Pablo II lo designó obispo vicario apostólico de Jaén, donde propuso un proceso de renovación y evangelización basado en una espiritualidad de comunión y participación inspirada en los Hechos de los Apóstoles.
En 2003, fue elegido representante de la Selva en el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana, así como delegado de los Obispos del Perú ante el CELAM (Conferencia Episcopal Latinoamericana).
En 2004, fue nombrado arzobispo metropolitano de Huancayo. Allí, en 2005, se instaló la Mesa de Diálogo Solución Integral y Sostenible al Problema de Salud Ambiental y Laboral en La Oroya y la Cuenca del Rìo Mantaro, que agrupa a más de sesenta instituciones del Estado y la sociedad civil de la Región Junín.
En 2006 fue nombrado, para dos años, presidente de la Comisión Episcopal para la Acción Social de la Conferencia Episcopal Peruana.
La concesión del galardón fue publicada pocos días después de que la Conferencia Episcopal Peruana expresara su apoyo a monseñor Barreto tras los ataques y amenazas que había recibido de un grupo de pobladores del distrito peruano de La Oroya.
“La Iglesia Católica en Huancayo refirmó su compromiso de defender la vida, la salud y el trabajo digno, y construir la paz cuidando la creación”, señala un comunicado a través del cual el episcopado mostró su “pleno respaldo, confianza y lealtad a monseñor Pedro Barreto Jimeno”.
Los sucesos ocurrieron en La Oroya en noviembre, cuando monseñor Barreto aceptó la invitación a acudir a la rueda de prensa que ofreció un equipo de abogados norteamericanos sobre la demanda judicial de una empresa (la Renco Group y su accionista Ira Rennert) por los daños provocados a la niños de La Oroya causados por la contaminación ambiental.
Un pequeño grupo de personas mal informadas o movidas por otros intereses tuvieron una conducta violenta, agredieron verbalmente al arzobispo e intentaron agredirlo físicamente.
También fueron agredidas algunas personas que integran la pastoral social de la arquidiócesis y miembros de la Mesa de Diálogo Ambiental Regional de Junín.