DURBAN, 6 septiembre 2001 (ZENIT.org).- El conflicto de Oriente Medio se ha cobrado una nueva víctima: el mundo de las organizaciones no gubernamentales (ONG), reunido en la Conferencia Mundial contra el Racismo en Durban.
El ejemplo más claro, lo constituyen algunas organizaciones cristianas de estas características, que han decidido rechazar contundentemente pasajes del documento final, algo que nunca había sucedido en Conferencias precedentes.
Sergio Marelli, director general de la Federación de Organismos Cristianos Servicio Internacional Voluntario (FOCSIV) y presidente de la Asociación de las ONG Italianas (AOI), que reúne a 164 organizaciones, ha rechazado el párrafo 162 (que califica al Estado de Israel de «racista») y el 418 (que pide la reintroducción de la resolución de las Naciones Unidas de 1975, anulada después en 1991, en la que se define al sionismo «una práctica racista»).
Marelli se dice disgustado, pues estos párrafos tan fuertes han atraído la atención del mundo y se han arrinconado otros pasajes del documento que, sin embargo, eran importantes.
Según explica este jueves el presidente de la FOCSIV al diario italiano «Avvenire», el problema está en la manera en que están representadas las ONG en las Naciones Unidas: cualquiera puede autodefinirse ONG, aunque sólo se represente a sí mismo.
«Hay que reconocer que el esfuerzo de tantas ONG que tienen mecanismos de representación no puede ponerse al mismo nivel de quien habla sólo por sí mismo», concluye.
Desde la adopción del documento el 2 de septiembre, numerosas ONG, entre ellas varias asociaciones internacionales como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, que se habían negado a aprobarla, la rechazaron y se distanciaron.
Tras las ONG judías, que se habían negado a votar el texto y anunciaron el martes que se retiraban definitivamente del Foro de las ONG y de la conferencia, otras 77 asociaciones, principalmente de Europa Central y del Este, denunciaron este miércoles el texto y las condiciones en las que fue adoptado.
La secretaria general de la Conferencia y Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos Mary Robinson tachó de «inaceptable e injurioso» el documento de las ONG.
«Es triste que por primera vez no pueda recomendar a los delegados (en la Conferencia de la ONU) que tengan en cuenta la declaración de las ONG», afirmó.