ROMA, martes, 19 junio 2007 (ZENIT.org).- Su Beatitud Crisóstomo II, arzobispo de Nueva Justiniana y de todo Chipre, considera que un paso decisivo para la reconciliación de la isla podría ser la restauración de las iglesias que se encuentran en la zona ocupada por fuerzas turcas.
El representante de la Iglesia ortodoxa habló de esta cuestión con Benedicto XVI en la audiencia y el almuerzo que mantuvo en el Vaticano el 16 de junio.
«Pedimos a las autoridades turcas del norte de Chipre que nos dejen restaurar las iglesias. Nosotros cubriremos los gastos», reveló Su Beatitud este lunes en un almuerzo de trabajo con periodistas.
En la zona ocupada por Turquía en 1974 hay más de quinientas iglesias, alguna de ellas no es ortodoxa, como la maronita o la armenia, transformadas por los ocupantes en depósitos militares, establos, discotecas, mezquitas…
«Referí al Santo Padre que nuestro pueblo se siente escandalizado por esta situación, pues en esas iglesias fue bautizado o se unió en matrimonio», reveló el arzobispo.
El prelado entregó al obispo de Roma un álbum de fotografías con las fotos de las iglesias: antes de la ocupación y en el estado actual.
«Si las autoridades nos dan permiso para la restauración, sucederá algo muy bello e importante: será una posibilidad para que se vuelvan a encontrar los viejos amigos y volver a la convivencia», afirma Su Beatitud Chrysostomos II.
«La República de Chipre ha restaurado todas las mezquitas que se encuentran en su zona para que los turco-chipriotas puedan recuperarlas».
«Nosotros les decimos a los turco-chipriotas: si la restauración que hemos hecho no les gusta, dígannos cómo quieren restaurar la mezquita, y la Iglesia cubrirá los gastos de esa restauración».
«Por desgracia, en los últimos 33 años, Estados Unidos, Europa, las Naciones Unidas gritan a favor de los derechos humanos, como si los derechos humanos fueran sólo su prerrogativa, como si el pueblo de Chipre no tuviera derecho a los derechos humanos», denuncia.
«No pedimos nada: sólo queremos ir a los territorios ocupados a restaurar nuestras iglesias, nuestros monasterios y cementerios, con nuestro dinero», asegura.
En el monasterio de San Bernabé, el apóstol que fundó la Iglesia en Chipre, durante la ocupación, los monjes fueron expulsados.
«Hoy todavía viven cinco monjes, de más de ochenta años. He propuesto al líder de la comunidad turco-chipriota y a los embajadores que les dejen regresar a su monasterio. Es lo único que piden, morir en él».
«¿Qué peligro pueden constituir cinco ancianos monjes para la comunidad turco-chipriota, para Turquía y su ejército?», se pregunta.
El arzobispo es favorable a la entrada de Turquía en la Unión Europea, pues según explica, este paso le obligaría a respetar los derechos humanos. Ahora bien, considera, para que Turquía dé estas garantías, todavía tendrá que pasar mucho tiempo…