Al dirigirse a unos siete mil peregrinos congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre evocó estos dramas, que «han provocado por desgracia víctimas e ingentes daños».
«Muchas familias se han quedado sin casa y centenares de personas tienen que afrontar trágicas dificultades», recordó a los presentes.
«Mientras invoco del Señor el premio eterno para quienes han perdido la vida, aseguro mi espiritual cercanía en el afecto y la oración a quienes han sido probados por estos graves eventos, confiando en que puedan ser apoyados por la solidaridad común», concluyó.
Las torrenciales lluvias que azotan Europa central han causado al menos veinticinco muertos en Rumanía y otros ocho en Austria y Suiza, mientras que en Alemania, al igual que en esos países, los daños son ingentes.
Por otro lado, en el oeste de Europa, en los días pasados de agosto se levantaron dramáticos incendios, particularmente en Portugal, España y Francia, que han provocado víctimas mortales.
En Portugal, por su parte, la muerte el lunes de dos personas eleva a 16 el número de las que han perdido la vida este año a causa de los incendios, de las que 11 eran bomberos.
En España, el peor de los accidentes tuvo lugar el 17 de julio, cuando un incendio en la provincia de Guadalajara acabó con la vida de once bomberos. En estos dos países, los fuegos de bosques no estaban extinguidos este miércoles.
