Ha llegado la hora de los laicos, asegura el nuevo superior de los «palotinos»

Primera entrevista concedida por el padre Fritz Kretz

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ROMA, miércoles, 16 marzo 2005 (ZENIT.org).- El padre Fritz Kretz, de 52 años, alemán es el nuevo rector general de la Sociedad del Apostolado Católico, cuyos miembros son más conocidos como «palotinos», del nombre del fundador, san Vicente Pallotti (1795-1850).

El padre Kretz sucedió a finales del año pasado al irlandés Sèamus Freeman, que rigió durante doce años la congregación, fundada en 1835, presente hoy en más de cuarenta países de los cinco continentes, con más de 2.300 religiosos, de los que 1.600 son sacerdotes.

En una entrevista recogida para Zenit por Paolo Salvo, ex redactor jefe de los Servicios Informativos Centrales de Radio Vaticano, , el nuevo rector general de los «palotinos» ilustra las tres prioridades de su mandato.

En la que ha llamado la «primera entrevista de su vida», confiesa que dedicará su esfuerzo a la promoción de la recepción y puesta en práctica de los Estatutos de la Unión del Apostolado Católico (UAC), así como el impulso a la vida comunitaria y la vida de fe.

«Pienso que la crisis de nuestro tiempo no se refiere tanto al hecho de creer, ya que la gente hoy cree en tantas cosas», declara. «Quizá también porque muchas personas religiosas, incluso sacerdotes que desempeñan una cierta función, yo mismo, tenemos que preguntarnos, y creer que Dios está realmente presente en medio de nosotros y en nuestra vida».

El nuevo rector general subraya, refiriéndose a los laicos, que «la idea de san Vicente Pallotti era hacer a cada uno consciente de la propia vocación al apostolado. Todos, no sólo la jerarquía, los sacerdotes, los religiosos, sino también los laicos está llamados al apostolado».

Ha llegado la hora de que «los laicos den un paso adelante para hacer realidad esta Unión y hacer una pequeña experiencia de Iglesia completa, no sólo de una parte de ella, asumiendo también papeles de responsabilidad», añade.

Refiriéndose al cuadro «Reina de los Apóstoles», sobre Pentecostés, que preside todas las casas de los «palotinos», el padre Kretz afirma: «No somos una agencia de servicios sociales sino una comunidad religiosa».

«Es allí, en el Cenáculo, donde recibimos la fuerza para salir fuera. El Cenáculo no es sólo la habitación de arriba de Pentecostés, sino el icono de la Iglesia primitiva, que sale a cumplir su misión hacia todos los rincones del mundo».

«Me ha impresionado una hermosa imagen, que representa a la Iglesia como un cuerpo y los «palotinos» como la sangre que fluye de cada parte del cuerpo. La sangre por sí sola no es nada, no sirve, pero el cuerpo no vive sin sangre. Yo creo que esta es nuestra espiritualidad, llevar la vida de la Iglesia a donde haga falta».

Sobre la crisis de vocaciones, que afecta también a la familia «palotina», el padre padre Kretz indica que se trata de «un problema que hemos afrontado en Alemania, donde he sido superior provincial durante nueve años».

«Hemos discutido mucho y debemos considerar que este es un problema típico de nuestro tiempo, que afecta a todas las vocaciones, tanto a la vida religiosa, como al matrimonio», comenta.

«En realidad, las personas tienen miedo a asumir un compromiso a largo plazo, para toda la vida. Lo que podemos hacer nosotros es mirarnos a nosotros mismos, a nuestra vida, y preguntarnos cómo vivimos nuestra vocación. ¿Estoy verdaderamente haciendo una experiencia de hombre de fe?», se pregunta el padre Kretz.

«¿Nuestra experiencia es la de una verdadera comunidad, o la de vivir en una especie de hotel, en el que compartimos el mismo techo pero no experimentamos la comunión, y ni siquiera nos conocemos en profundidad? Este es un doble aspecto en el que tenemos que hacer crecer, y dar testimonio. La gente desea ver testigos, personas de fe y de comunión», se pregunta.

Respecto a la soluciones para resolver el problema de las vocaciones, el religioso afirma que «la actividad por sí sola no basta. Somos una congregación activa, misionera; nuestra misión es el apostolado, pero no se puede realizar un apostolado fructífero, sin la parte contemplativa, sin el silencio, sin el tiempo para la oración».

«La oración es una columna –subraya el rector general–, otra columna es el contacto directo con las personas, sobre todo las que se encuentran necesitadas, porque son también espacio de encuentro con el Señor».

«Encontramos al Señor en la oración pero también cuando nos acercamos a las necesidades reales de las personas –concluye el padre Kretz–. Yo creo que estas son las dos vías por las que el Espíritu Santo puede infundirnos nueva vida a nosotros, y a nuestras sociedades, apostolado y misión».

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ZENIT Staff

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