Afganistán: La libertad religiosa analizada por el superior católico

Todo dependerá de la aplicación de la Constitución, según el padre Moretti

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ROMA, 5 diciembre 2003 (ZENIT.org).- La libertad religiosa en Afganistán dependerá de la manera en que se interprete la aplicación de la Constitución que pronto debería ser aprobada, reconoce el superior católico en el país.

El padre Giuseppe Moretti, de la Congregación de los Sacerdotes Regulares de San Pablo (padres barnabitas), guía la «misión» («sui iuris») de la Santa Sede para Afganistán (con atribuciones como las de un obispo).

Misionero en el país a partir de 1977, el sacerdote de 65 años, es optimista al analizar el documento constitucional que debería ser votado por la Loya Jirga, el Parlamento afgano, a pesar de que constata claras contradicciones.

El texto prevé que el Estado debe conformarse a las Carta de las Naciones Unidas, a los tratados y convenciones internacionales que ha firmado Afganistán y, en particular, a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, lo que implica el reconocimiento de la libertad religiosa (artículo 7).

Declara, además, que el Estado tiene el deber de respetar y proteger la libertad y la dignidad de cada ser humano (artículo 24).

El mismo proyecto de Constitución, sin embargo, afirma que Afganistán es «una República islámica» (artículo 1), que el Islam es la religión del Estado (artículo 2), que ninguna ley podrá contener principios contrarios a la religión musulmana (artículo 3), y que el Estado adoptará las medidas necesarias par promover la educación religiosa, valorizando las mezquitas, las escuelas coránicas, y los centros islámicos (artículo 17).

«Tengo esperanza en el futuro», afirma el sacerdote que tuvo que abandonar el país en 1994 cuando fue herido en un bombardeo. Al regresar en mayo de 2002 a Kabul, se convirtió en la máxima autoridad de la Iglesia católica en el país. Los musulmanes le llaman el «mulá» cristiano.

«El artículo 2 dice también que «los seguidores de las demás religiones tienen libertad para participar en sus ritos, según los límites establecidos por la ley»», añade el sacerdote.

«Es necesario ver cómo se interpretará la libertad de culto –opina–, es decir, si el artículo 2 se aplicará en sentido restrictivo o no, y si las leyes permitirán la construcción de iglesias fuera de las sedes diplomáticas», como sucedía hasta ahora en el país. La iglesia católica está en la sede de la embajada italiana de Kabul.

«No creo que se admita la posibilidad de evangelizar», reconoce.

En estos momentos, la presencia católica más significativa, constata, son las cuatro Pequeñas Hermanas de Charles de Foucauld, que trabajan en hospitales de Kabul, ofreciendo su testimonio de entrega a los más pobres. Estaban presentes, en silencio, incluso bajo el régimen de los Talibán.

Ahora, anuncia el padre Moretti se espera la llegada de algunas religiosas de la Madre Teresa de Calcuta, de otras congregaciones religiosas femeninas, así como de algunos jesuitas.

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ZENIT Staff

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