Carta al sacerdote asesinado en Irak: «Has sido un siervo bueno y fiel»

Escrita por su compañero de estudios en Roma

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CITY BEACH, Australia, miércoles, 13 junio 2007 (ZENIT.org).- Esta es una carta enviada a Zenit por un compañero del padre Ragheed Ganni, asesinado junto a tres sudiáconos en Mosul, Irak, el 2 de junio.

* * *

Estudié en Roma cuando era seminarista de la Archidiócesis de Perth, Australia, en el Colegio Pontificio Irlandés, y asistí a la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino de 1997 a 2001. Ahora soy párroco de la Parroquia del Espíritu Santo en City Beach, Perth, Australia Occidental.

El padre Ragheed Ganni fue el primer seminarista que conocí en el colegio y tuvo la amabilidad de enseñarme mi habitación.

Aunque no nos podíamos comunicar al principio a través del habla, porque yo no sabía hablar arameo y el padre Ragheed todavía no hablaba inglés, a través de nuestros años en el seminario llegamos a ser buenos amigos.

El padre Ragheed tenía un carácter amigable y una acogida cálida. Era de profunda oración y tenía un gran sentido de lo sagrado, con una profunda espiritualidad y unión con Dios. Era diligente en los estudios y muy respetado en la facultad y por sus compañeros del colegio. Estaba siempre dispuesto a echar una mano a quien lo necesitaba o a dedicar tiempo a estar contigo para charlar amigablemente.

Era un compañero extremadamente inteligente. Aprendió seis idiomas y tenía previsto regresar al Colegio Irlandés el próximo año para empezar su tesis doctoral.

Cada año, el padre Ragheed dedicaba el verano en Irlanda a trabajar en Lough Derg, que es un lugar de peregrinación en el norte de Irlanda, lo que le permitía enviar dinero a casa para comprar las medicinas que necesitaban. Sin aparecer, hizo mucho por los iraquíes. Siempre ponía a los otros primero.

Recuerdo un verano en que el padre Ragheed se quedó conmigo en el Seminario de St. Malcay en Belfast. Era en torno al 12 de julio, que es la época de las manifestaciones en el Norte de Irlanda.

Esa noche había disturbios a las puertas del seminario y podíamos oír los disparos y los gritos de la policía y las sirenas de las ambulancias. Fue una larga noche y el padre Ragheed me habló sobre los sufrimientos y la persecución de los cristianos que vivían en Irak

Cuando empezó la guerra en Irak, el padre Ragheed estaba desolado, pues ya llevaba siete años lejos de su familia y en ese momento toda la comunicación con su patria estaba interrumpida. Pasaron meses antes de que pudiera saber si su familia estaba a salvo. Fue un tiempo muy difícil para él, pero en medio de todo, encontraba consuelo en la oración.

El padre Ragheed me visitó en Perth en 2003 durante el verano; fue maravilloso el tiempo que pasamos juntos en la parroquia. Hablamos sobre su regreso a Irak y lo que esto podía significar.

El padre Ragheed era muy leal a su obispo y a la gente de su diócesis. Era consciente de los peligros que implicaba volver a Irak, donde los cristianos se han convertido en blanco de los extremistas musulmanes. Sabiendo que arriesgaba su propia vida, aceptó con mucho gusto el reto de administrar los sacramentos a su pueblo.

El padre Ragheed era como un hermano para mí, y mi corazón está triste porque el mundo es un lugar mucho más solitario sin él.

Recuerdo los días en que pasábamos la Navidad en el colegio cuando todos los demás estudiantes volvían a casa con motivo de las vacaciones. Teníamos Roma para nosotros solos, ahora es toda suya.

Descansa en paz amigo mío, porque has sido un siervo bueno y fiel, tu martirio sobrevive y, estoy seguro, animará a otros jóvenes a unirse a las filas de Cristo para continuar el trabajo de salvación.

Ahora empieza tu sacerdocio eterno, con toda la corte celestial a tu alrededor.

Estoy seguro de que el padre Ragheed y el martirio de sus compañeros producirá mucho fruto de libertad religiosa, unidad y paz para el pueblo de Irak.

Mis oraciones están con la familia del padre Ragheed y las familias de sus compañeros; Basman Yousef Daoud, Ghasan Bidawid y Wadid Hanna.

Ojalá que la paz llegue a Irak.


Padre Don Kettle

[Traducción del original inglés realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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