Consagración de las Familias al Sagrado Corazón

BARCELONA, lunes, 3 junio 2007 (ZENIT.orgVeritas).- El congreso internacional «Cor Iesu, Fons Vitae» («Corazón de Jesús, fuente de vida») ha profundizado en la esencia y la fuerza del amor de Cristo y a Cristo.

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Del 1 al 3 de junio, el encuentro reunió en Barcelona a unos 400 inscritos en la parte académica –conferencias y mesas redondas–, así como a centenares de jóvenes en la vigilia nocturna del sábado por la noche en el Monasterio de la Visitación y a unas mil personas en la Eucaristía de clausura y la consagración de las familias al Sagrado Corazón celebradas en el Tibidabo.

Antes de la Eucaristía conclusiva, la ponencia del cardenal Salvatore De Giorgi, miembro del Consejo Pontificio de la Familia, sobre el Corazón de Jesús como fuente de vida para la familia recibió una calurosa acogida por parte de los asistentes, que le interrumpieron con aplausos en varias ocasiones, por su defensa de la familia y de la libertad de la familia en la sociedad actual frente a los ataques que recibe.

«Me parece oportuno precisar que el matrimonio, aun como simple institución natural, ha dimanado del amor de Dios Creador, según palabras que no admiten equívocos: «Por eso el hombre dejará a su padre y a su made y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne», dijo, según refiere la agencia Veritas.

Y continuó: «He creído oportuno hacer esta precisión, porque con respecto a la familia está teniendo lugar una creciente agresión de fuerzas culturales, sociales y políticas que intentan desquiciarla y arrancarla de su fundamento natural, el matrimonio, equiparándola a otras formas de convivencia, como a las uniones de hecho e incluso a las innaturales».

El cardenal afirmó que «es especialmente eficaz la oración al Corazón de Jesús, como también lo es la consagración de la familia, además de la personal».

Explicó que «el amor de Jesús, simbolizado por su Sacratísimo Corazón, es fuente y modelo del amor conyugal, que debe por esto mirarse en el espejo del Amor de Cristo a la Iglesia e imitarlo aun con todas las limitaciones de la condición humana».

Para aspirar a ese modelo, la familia cuenta –señaló el cardenal– con la gracia del Sacramento y con «la oración en familia, esto es, hecha en común, marido y mujer juntos, padres e hijos juntos, en todas las situaciones y vicisitudes alegres y tristes de la misma vida familiar».

Monseñor De Giorgi también dijo que «el amor conyugal debe ser fiel en la prosperidad y en el infortunio, en el plano del cuerpo y en el del espíritu, y, por lo tanto, totalmente contrario al adulterio y al divorcio, que son la negación del verdadero amor, siendo éste por su naturaleza irreversible e indisoluble».

Respecto al divorcio, afirmó que «no sólo atenta contra la Alianza de salvación, de la que el sacramento del matrimonio es signo, sino que además introduce en la familia y en la sociedad un desorden incalculablemente dañoso» y añadió que el problema se agrava cuando los divorciados se casan de nuevo por lo civil.

Benedicto XVI dirigió un mensaje a los participantes del Congreso, que leyó el arzobispo de Barcelona, monseñor Lluís Martínez Sistach el domingo en el Tibidabo, después de la Eucaristía, presidida por el Nuncio Apostólico en España, monseñor Manuel Monteiro de Castro.

El Papa invitó en su mensaje a aceptar el amor de Cristo anteponiéndolo a todas las cosas y a corresponderle. «Frente a la cultura de la muerte, está el corazón de Jesús, fuente de vida», cuestiones que monseñor Monteiro desarrolló en su homilía, en la que invitó a reflexionar sobre el amor de Jesús y a hacer el propósito de «ser fieles, de dar testimonio de nuestra fe en la vida privada y en la vida pública, sin miedo».

Entre los ponentes del congreso se encontraba el postulador de la causa de canonización del beato Pío IX, monseñor Brunero Gherardini, quien destacó su impulso de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y de la entronización del Sagrado Corazón en la sociedad y las familias.

También intervino el director del Departamento de Filología Semítica de la Universidad de Barcelona, el pasionista Luis Díez-Merino, quien señaló que los documentos pontificios muestran tres aspectos del corazón de Jesús: «el corazón de carne en cuanto que Cristo es humano, el corazón ético como vida interior y por último como símbolo del amor de Jesucristo». También destacó que «en la Biblia el corazón de Jesús aparece 600 veces con múltiples significados».

El padre Edouard Glotin afirmó que la espiritualidad del Corazón de Jesús es la espiritualidad central de la Iglesia, porque gobierna toda la vida sacramental. Cada uno de los siete sacramentos deriva del corazón traspasado de Jesús, recordó.

El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, el padre José Antonio Martínez Camino, destacó en su intervención que Benedicto XVI habla, en pasajes clave de la encíclica «Deus caritas est», cinco veces del costado abierto o del corazón traspasado de Cristo, destacando cómo «Dios se ha hecho visible, ha mostrado su corazón».

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ZENIT Staff

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