El abad primado benedictino revela la fascinación de la vida monástica

En el primer centenario de la abadía de Douai

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PORTSMOUTH, 3 julio 2003 (ZENIT.org).- El abad primado de la Confederación Benedictina constata que uno de los fundamentos de la vida monástica reside en ver en los hermanos de comunidad a personas que comparten una misma búsqueda constante de Dios.

Notker Wolf, OSB, trazó las líneas maestras de la vida en un monasterio en la Abadía de Douai, situada en Woolhampton –diócesis de Portsmouth–, al abrir las celebraciones del primer centenario de la presencia de la comunidad en la localidad inglesa.

El primado católico de Inglaterra y Gales, cardenal Cormac Murphy O’Connor, arzobispo de Westminster –quien conoce y frecuenta la comunidad desde hace años–, presidió la solemne Eucaristía en la que participaron más de quinientos fieles.

En su homilía, el abad Notker Wolf constó que en la peregrinación del Pueblo de Dios, de cada monje y de cada religiosa, hay períodos de cansancio, de «dudas» y de «búsqueda» de la «propia identidad» y mencionó el importante papel del abad en el acompañamiento de los religiosos.

«San Benito describe la vida monástica como una búsqueda constante de Dios. Dios siempre supera nuestra imaginación. No podemos alcanzarle ni poseerle», explicó Wolf. De ahí que en la vida monástica «caminar con Dios sea una aventura apasionante».

Es una peregrinación en la que se aprende a «ver a nuestros hermanos y hermanas de la misma manera, esto es, como personas que están en la misma búsqueda» y en quienes se puede «reconocer el amor de Dios», descubrió el abad primado.

Y es que, como reconoció el religioso, un monasterio no es un paraíso, sino «una comunidad de mujeres o de hombres fascinados por Cristo y por el Evangelio que tratan de hacer conocer su misión de intérpretes de la Regla de San Benito».

«Tenemos que comprender a las personas como Dios nos ve a nosotros, sin filtros ni prejuicios –sugirió–. Tenemos que escuchar a los otros seres humanos y estar abiertos a ellos. Con una actitud de amor respetuoso en las situaciones pastorales, con nuestros alumnos, con los que están en búsqueda y vienen a nosotros».

Es «una perspectiva que nos ayuda a tener una nueva relación con toda la Creación», observó.

La comunidad de Douai fue fundada hace aproximadamente cuatro siglos en París. Se enviaron misioneros a Inglaterra para preservar y extender la fe, frecuentemente en peligro.

Dispersa por la Revolución Francesa, la comunidad fue fundada nuevamente en Douai, en el norte de Francia, hace dos siglos. Fue en 1903 cuando la comunidad tuvo que desplazarse una vez más, buscando refugio en Woolhampton.

Con ocasión de la celebración del centenario de su presencia en esta localidad inglesa, la Abadía de Douai ha publicado un volumen conmemorativo de la historia de la comunidad –1915 a 2003– junto a un CD.

Más información en www.douaiabbey.org.uk.

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ZENIT Staff

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