MADRID, 20 septiembre 2001 (ZENIT.org).- El arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela, ha aprobado en estos días las constituciones y estatutos de la Congregación de las Misioneras Oblatas de María Inmaculada.
«No todos los días nace una Congregación», observa la Conferencia de los Religiosos Españoles al dar la noticia. Y añade que «en una época de crisis de vocaciones, el nacimiento de una nueva forma de vida religiosa es una buena noticia».
Las primeras ocho religiosas, entre 21 y 33 años de edad, han emitido los votos el 9 de septiembre, en el curso de una celebración presidida por el mismo arzobispo.
La nueva Congregación surgió a mediados de los años noventa a raíz del compromiso de un grupo de chicas de una parroquia de Madrid animada por los Oblatos de María Inmaculada.
La petición de las jóvenes de entrar en la vida consagrada fue aceptada gracias al apaoyo que recibieron del padre Marcello Zago, en ese entonces Superior general OMI, quien luego llegaría a ser secretario de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos.
Zago, uno de los grandes misioneros de la Iglesia católica en el Asia de finales del siglo XX, vio en esta nueva Congregación la rama femenina que hasta ese momento no existía en la congregación de los Oblatos de María Inmaculada.
Así el 14 de septiembre de 1997 dio comienzo una nueva forma de vida consagrada, cuyos Estatutos fueron reconocidos en 1998 como Asociación pública de fieles, hasta el reconocimiento de estos días.
