Jorge Preca, primer santo en Malta y segundo padre en la fe después del Apóstol Pablo

Benedicto XVI preside su canonización

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3 junio 2007 (ZENIT.org).- «Un amigo de Jesús y testigo de la santidad que viene de Él»: así describió este domingo el Papa a Jorge Preca (1880-1962) al canonizarle.

 

En la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, cada vez que se pronunciaba el nombre del sacerdote maltés, miles de fieles aplaudían y celebraban al nuevo santo.

«Fue un sacerdote del todo dedicado a la evangelización -recordó el Papa en su homilía, tras el rito en el que le incluyó en el catálogo de los santos: con la predicación, con los escritos, con la dirección espiritual y la administración de los Sacramentos, y ante todo con el ejemplo de su vida».

 

«El Verbo de Dios se hizo carne» («Verbum caro factum est») fue la expresión que orientó siempre el alma y la acción de san Jorge Preca, sintetizó Benedicto XVI.

 

«Así el Señor pudo servirse de él para dar vida a una benemérita obra, la «Sociedad de la Doctrina Cristiana», que se orienta a asegurar a las parroquias el servicio cualificado de catequistas bien preparados y generosos», recalcó.

 

El Santo Padre también se detuvo en el «alma profundamente sacerdotal y mística» del sacerdote maltés, quien amaba repetir: «Señor Dios, ¡qué obligado te estoy! Gracias, Señor Dios, y perdóname, Señor Dios».

 

«San Jorge Preca: ayuda a la Iglesia a ser siempre, en Malta y en el mundo, el eco fiel de la voz de Cristo, Verbo encarnado», rogó el Papa.

 

Al término de la Eucaristía que presidió, saludando a las decenas de miles de peregrinos -congregados bajo una persistente lluvia-, numerosísimos de ellos malteses, Benedicto XVI se dirigió especialmente a estos en su lengua.

 

«San Jorge Preca es el primer hijo canonizado de vuestra amada tierra. Es vuestro segundo padre en la fe después del Apóstol Pablo. Él intercede por vosotros para que seáis siempre amigos del Evangelio», aseguró.

 

A la Isla mediterránea de Malta llegó Pablo y allí permaneció tres meses, en el año 59, después de un naufragio cuando era trasladado como prisionero a Roma. Ni en aquella situación el apóstol de los gentiles renunció a evangelizar.

 

Éste rasgo evangelizador resaltó asimismo el cardenal José Saraiva Martins -prefecto de la Congregación vaticana para los Santos-, inmediatamente antes de que el Papa canonizara a Jorge Preca.

 

Fue «apóstol del catecismo y de la misión de los laicos de la Iglesia», recordó el purpurado portugués.

 

Gastó su vida en el servicio del pueblo de Dios, y la fundación de la Sociedad de la Doctrina Cristiana la llevó a cabo inspirándose en la encíclica de San Pío X «Acerbo Nimis» (sobre la enseñanza de la doctrina cristiana).

 

Formaron esta sociedad jóvenes laicos que se comprometían a enseñar el catecismo al pueblo y a confirmarlo con la coherencia de su vida cristiana, y la obra se enriqueció después con la incorporación de una sección femenina, apuntó el cardenal Saraiva.

 

Jorge Preca se distinguió además por la fidelidad al Papa y por la paciencia en las dificultades que acompañaron los inicios de su fundación.

 

Fue beatificado por Juan Pablo II en su visita pastoral a Malta en 2001.

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ZENIT Staff

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