Juan Pablo II agradece a los consagrados su servicio a la paz

Celebra la Jornada de la Vida Consagrada en la Basílica del Vaticano

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CIUDAD DEL VATICANO, 3 febrero 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II dio las gracias este sábado en nombre de la Iglesia y del mundo a los hombres y mujeres consagrados por el servicio insustituible que ofrecen a la auténtica paz.

Cuando la noche comenzaba a caer sobre Roma, la Basílica de San Pedro del Vaticano se iluminó con cirios, en representación del compromiso de vida de ese millón de esas personas que el pontífice definió como «luz de verdad y de justicia, testigos de solidaridad y paz».

Comenzaba así la eucaristía de la Jornada de la Vida Consagrada, presidida por el cardenal español Eduardo Martínez Somalo, prefecto de la Congregación vaticana para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.

El obispo de Roma, como en años anteriores, pronunció la homilía en la reconoció que los consagrados y consagradas promueven la paz en el mundo ante todo con la oración.

«¡Cuántas comunidades contemplativas totalmente dedicadas a la oración, tocando de noche y de día al corazón del Dios, cooperan en la victora de Cristo sobre el odio, sobre la venganza y sobre las estructuras de pecado!», reconoció.

En segundo lugar, dijo, los consagrados «construyen la paz con el testimonio de fraternidad y de comunión, difundiendo en el mundo, como levadura, el espíritu evangélico, que hace crecer a la humanidad hacia el Reino de los cielos».

En tercer lugar, siguió explicando, «en múltiples fronteras, no faltan religiosos y religiosas que ofrecen su compromiso concreto a favor de la justicia, trabajando entre los marginados, interviniendo en las raíces de los conflictos, y contribuyendo así a edificar una paz profunda y duradera».

«Dondequiera que la Iglesia está comprometida en la defensa y promoción del hombre y del bien común –constató–, allí estáis también vosotros, queridos consagrados y consagradas, que para ser totalmente de Dios sois también totalmente de vuestros hermanos».

«Por este motivo, toda persona de buena voluntad os es grata», concluyó el Papa.

La vida consagrada cuenta en el mundo con 195.425 religiosos y 809.351 religiosas, según los datos oficiales del Anuario Estadístico de la Iglesia.

A estas cifras hay que añadir 56.000 religiosas en 3.559 monasterios y 35.525 sacerdotes, laicos y laicas, que pertenecen a los Institutos Seculares.

Esto significa que, según los últimos datos oficiales, en el mundo hay en total 1.096.301 consagrados y consagradas.

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ZENIT Staff

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