La Fundación del Papa para América Latina prepara 200 proyectos para los más necesitados

Por valor de 2 millones de dólares

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 13 julio 2005 (ZENIT.org).- Dos centenares de proyectos solidarios –por valor de dos millones de dólares– para los sectores más necesitados de América Latina se someterán a aprobación en la reunión anual del Consejo de Administración de la Fundación «Populorum Progressio» programada en Lima del 20 al 24 de julio.

Desde el 13 de febrero de 1992, año en que Juan Pablo II erigió esta Fundación con sede en Ciudad del Vaticano, hasta el año pasado se han podido donar casi 19 millones de dólares estadounidenses distribuidos en algo más de dos mil proyectos.

De esta forma se va haciendo realidad el objetivo de la Fundación: ser un «gesto de amor solidario de la Iglesia hacia los más abandonados y necesitados de protección de América Latina, como son las poblaciones indígenas, mestizas y afroamericanas», a cuyas comunidades se hace llegar esta ayuda económica para su promoción integral.

La Fundación «Populorum Progressio» tiene su sede en el Consejo Pontificio «Cor Unum», en la Ciudad del Vaticano, cuyo presidente, el arzobispo Paul Josef Cordes, es también presidente de la Fundación y su representante legal.

El prelado acompañará los trabajos de la reunión anual del Consejo de Administración de la Fundación, citado en la capital de Perú, el país de América Latina con la tasa de educación más baja después de Haití, según datos del «International Telecommunications Union» que difunde un comunicado del dicasterio vaticano.

Perú «además sufre del grave problema del vaciamiento de los campos con el desplazamiento de poblaciones enteras hacia los conglomerados urbanos, con la consiguiente formación de periferias metropolitanas invivibles», añade.

La Fundación «Populorum Progressio» «quiere ser un signo de esperanza precisamente para esas poblaciones».

Este año rondan los 200 los proyectos presentados –por un total de 2 millones de dólares- para su aprobación.

Los sectores de intervención contemplados son la formación (60%), la agricultura (20%) y el desarrollo de microempresas (20%).

La prioridad de la educación al desarrollo es el elemento más significativo del compromiso de la Iglesia en estos países.

Y es que «es la educación lo que favorece la formación integral de la personas incluso en contextos de pobreza caracterizados por la violencia y por los espejismos de la ideología y del hedonismo», aclara el dicasterio.

Los fondos necesarios proceden en su mayor parte de Italia. A ellos se suman los de donantes privados de otros países.

Son prelados de los países caracterizados por la mayor presencia indígena, mestiza o afroamericana quienes deciden en el Consejo de Administración de la Fundación el uso de los fondos.

Los proyectos presentados en la reunión van acompañados de una carta del obispo del lugar garantizando que la necesidad a la que se hace frente es real, que la realización procederá en el tiempo señalado y que cuenta con su aprobación y con los servicios diocesanos. También se usan los servicios de las Nunciaturas Apostólicas.

El dicasterio confirma la participación en la reunión de Lima del padre Segundo Tejado Muñoz –representante del Consejo Pontificio «Cor Unum»- y de monseñor Piergiuseppe Vacchelli –presidente del Comité para las intervenciones caritativas a favor del Tercer Mundo de la Conferencia Episcopal italiana–.

Ambos se unieron también el pasado julio a la cita anual de los miembros del Consejo de Administración: el cardenal Juan Sandoval -arzobispo de Guadalajara (México)-, monseñor Fabio Betancur -arzobispo de Manizales (Colombia)-, S.E. Alberto Taveira -arzobispo de Palmas (Brasil)-, S.E. Edmundo Abastoflor -arzobispo de la Paz (Bolivia)-, monseñor Antonio Arregui -arzobispo de Guayaquil (Ecuador)- y monseñor José Luis Astigarraga -obispo del Vicariato Apostólico de Yurimaguas (Perú)-.

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ZENIT Staff

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