Monseñor Lafranconi: El «flechazo» es un sacramento en germen

La respuesta eclesial al enamoramiento

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ROMA, 14 febrero 2001 (ZENIT.org).- «Las propuestas pastorales dirigidas a los jóvenes enamorados y a los novios deben ser liberadas lo antes posible del peso institucional. Sería mejor todavía si se lograran organizar encuentros y diálogos de profundización en las casas, en el ámbito familiar, que sigue siendo el más idóneo y más natural para hablar y profundizar los temas del amor». Son palabras de monseñor Dante Lafranconi, obispo de Savona-Noli y presidente de la Comisión Episcopal italiana para la Familia.

Hacer una «revolución» en los cursos de preparación al matrimonio, es uno de los temas elegidos por la Comisión para ser profundizado en los próximos años.

«Hemos visto –añade el obispo– lo importante que es redescubrir la afectividad y relaciones amorosas, en un ámbito de fe. Sólo de este modo es posible establecer una conexión entre la educación afectiva y la preparación al matrimonio».

Y, ya que se habla del tema, en el Día de San Valentín, se hace una alusión al significado cristiano del enamoramiento. No se puede calificar de banal el «flechazo», la primera vibración al unísono entre dos personas, sino que se trata ya de un sacramento en germen que debe ser tratado como tal y no con la pacotilla rosácea imperante.

«El camino que lleva al matrimonio –explica el presidente de la Comisión Episcopal para la Familia al diario «Avvenire»– está ya marcado por la gracia. Incluso si se prevé que será muy largo. Por tanto, no es equivocado ver en el enamoramiento de dos jóvenes el signo de la presencia del Espíritu. Ciertamente es difícil explicarlo a dos chavales que descubren que están enamorados, pero la dinámica del amor que Cristo asume en el sacramento del matrimonio está ya actuando en las primeras tímidas miradas de dos jóvenes».

Esta es una verdad que, a menudo, se deja a un lado y, monseñor Lafranconi está convencido de que hay que renovar el lenguaje para hacerse entender por los jóvenes: «Tenemos que ayudarles a conocer y manejar las dinámicas de la afectividad y de la sexualidad de manera gradual. Hay todo un camino hacia la afectividad y la ternura que se debe descubrir a lo largo del camino del enamoramiento y del noviazgo, que son momentos privilegiados para conocer al otro, paso a paso».

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ZENIT Staff

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