Presidente de Kenia: el asesinato del obispo Locati, una pérdida «no sólo para los católicos»

Con 76 años de edad, el vicario apostólico de Isiolo fue abatido el 14 de julio

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NAIROBI, martes, 19 julio 2005 (ZENIT.org).- «Un acto repugnante, una gran pérdida no sólo para los católicos»: así califica el presidente de Kenia, Mwai Kibaki, el asesinato del vicario apostólico de Isiolo –en el norte del país africano-, el obispo Luigi Locati, el pasado 14 de julio.

Así se contiene en un comunicado difundido por la Presidencia de la República –del que hizo eco el lunes el diario oficioso de la Santa Sede «L’Osservatore Romano»-.

Kibaki ha afirmado además que se hará todo esfuerzo para que los autores del brutal asesinato sean descubiertos y condenados, recordando «la devoción desinteresada y enorme» con la que monseñor Locali ayudó a las personas de la región en la que desarrolló su labor durante más de cuatro décadas.

Celebraciones y vigilias de oración en memoria del prelado asesinado se han celebrado con enorme participación en todo el país. Y en todas partes se ha subrayado la dedicación del obispo y su compromiso sobre todo a favor de los jóvenes y los pobres, sin distinciones tribales ni religiosas. El domingo pasado, en todas las iglesias de Kenia se oró por él.

«También las demás confesiones cristianas no católicas se han unido al pésame de la Iglesia católica. Monseñor Locati era amado y apreciado por su labor junto a los más pobres» (Zenit, 17 julio 2005), recalcó el padre Gigi Anatoloni –misionero de la Consolata en Kenia- a la agencia misionera de la Santa Sede.

Isiolo –cuya proporción de católicos se estima en torno al 18%- está en el lado norte del Monte Kenia, en dirección a Etiopía. La zona está considerada como una encrucijada de comunidades, con predominio de la tribu Meru.

Recientemente monseñor Franco Givone, director del Centro misionero de Vercelli –que 20 años trabajó codo a codo con el prelado asesinado, procedente de esta diócesis italiana- relataba a la agencia del mundo misionero «Misna» el papel de monseñor Locati en el diálogo interreligioso en la zona keniana «logrando crear presencias cristianas como escuelas o instituciones sanitarias en territorios habitados por musulmanes».

En cuanto a las investigaciones en curso por el crimen, se ha vuelto a recalcar por parte de los responsables de la policía local la falta de conexión entre el asesinato de monseñor Locati y los violentos enfrentamientos étnico-tribales en la zona de Marsabit, apunta el diario vaticano.

También parece excluido el móvil del robo. «Monseñor Locati –afirma un colaborador suyo- llevaba su existencia en pobreza, porque daba todo lo que poseía a la población del vicariato, cristianos y musulmanes, sin distinción».

Fuentes de «Fides» precisan: «Es cierto en cualquier caso que monseñor Locati había denunciado con fuerza y repetidamente el tráfico de ganado robado y de armas que sucede en esta zona y que de alguna forma puede tener relación, aunque sea indirecta, con los enfrentamientos de los días pasados».

«Permanece de todas formas como válida la hipótesis -añaden- de que el móvil del asesinato esté relacionado con la apertura de la escuela católica de Merti». «Monseñor Locati puso todos los medios para que esta institución fuera abierta a todos y se convirtiera en un punto de encuentro para las diferentes etnias y tribus. Alguno en cambio quería que fuera un recurso sólo para la propia tribu», consideran.

El miércoles la catedral de Isiolo acogerá los solemnes funerales del obispo Locati, que presidirá el nuncio apostólico en Kenia, el arzobispo Alain Lebeaupin. Se espera la presencia de todos los obispos del país africano.

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ZENIT Staff

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