ESTOCOLMO, 7 feb 2001 (ZENIT.org).- El proyecto de cerrar la embajada de Suecia ante la Santa Sede fue debatida esta mañana en un debate de política exterior celebrado en el Parlamento del país nórdico.
Al tomar la palabra en nombre del Partido de la Democracia Cristiana (Kristdemokraterna) Holger Gustafsson, consideró la propuesta como «incomprensible» e «inaceptable» y sobre todo como «muy poco inteligente».
El parlamentario demócrata cristiano explicó que las justificación de adoptar la medida con el objetivo de reducir gastos, pues como el mismo explicó citando presupuestos, en el caso de esta embajada son mínimos.
La iniciativa está siendo debatida en estos momentos en el seno del Gobierno y cuenta con el apoyo de influyentes sectores políticos del país.
Gustafsson explicó que la sede sueca en Roma tiene, por el contrario, una importancia decisiva, pues por ella pasa una cantidad extraordinaria de informaciones de carácter internacional (los mil millones de católicos están esparcidos en todos los países del mundo) que pueden ayudar decisivamente a este país en su política exterior basada en la libertad de alianzas, la defensa de los derechos humanos, la ayuda a los pobres, y el apoyo a los oprimidos en todo el mundo.
El líder demócrata cristiano puso de manifiesto que en estos momentos en que prácticamente todos los países del mundo han establecido relaciones diplomáticas con el Vaticano (a excepción de algunos países comunistas y musulmanes) es paradójico que Suecia quiera reducir su presencia en Roma, en estos momentos en los que, además, es titular de la presidencia semestral europea.
Como ejemplo de la importancia del peso de la Santa Sede en el mundo, Gustafsson explicó que tanto Mijaíl Gorbachov como el ex presidente George Bush, en los momentos de la caída del muro de Berlín y cuando se abrió Europa oriental, en 1989, visitaron al Papa y mantuvieron contactos cercanos con la Santa Sede.