HONG KONG, 19 feb 2001 (ZENIT.org).- El obispo Joseph Zen Ze-kiun de Hong Kong ha expresado su preocupación por el hecho de que la persecución oficial contra el grupo religiosos Falung Gong pueda alcanzar también a la Iglesia Católica.
En un artículo publicado en el «Sunday Examiner», periódico diocesano en inglés, el obispo afirmaba ayer que la calificación de este grupo, hecha por Tung Chee-hwa, primer jefe ejecutivo de la Región Administrativa Especial de Hong Kong (HKSAR), como «culto funesto fue alarmante, no solamente para Falung Gong, sino para todos nosotros». Monseñor Zen advirtió que las organizaciones cristianas podrían ser el próximo objetivo de las autoridades.
Hablando a los legisladores, a principios de este mes, Tung expresó su sorpresa por el hecho de que algunos seguidores del grupo Falung Gong se hubieran dado fuego en la plaza Tiananmen de Pekín, el mes pasado, y dijo que el grupo presenta «más o menos las características de una secta».
También pidió a las autoridades de Hong Kong que controlaran las actividades del
grupo.
Falun Gong, que cuenta con numerosos seguidores, fue prohibida en China continental como «culto funesto» pero sigue siendo legal en Hong Kong, según informaba ayer la agencia AP.
En su artículo monseñor Zen afirmaba que los suicidios de los miembros de Falung Gong «parecen estar rodeados de interrogantes».
«El grupo dice que el suicidio está contra su doctrina y ha negado que quienes se dieron fuego fueran miembros».
El obispo de Hong Kong añadía que conoce poco a este grupo pero expresó su preocupación por el hecho de que el Gobierno de Hong Kong atacara a Falung Gong a raíz de las fuertes críticas de este grupo al Gobierno de Pekín.
Advirtió que las iglesias cristianas y otras organizaciones de Hong Kong podrían ser también etiquetadas como sectas funestas si critican al Gobierno.
El portavoz de Tung, Stephen Lam, –informa AP– afirmó en una nota que el Gobierno de Hong Kong se había comprometido plenamente a mantener la libertad religiosa en el territorio y que todas las organizaciones son libres de expresar su opinión.
La nota del portavoz indicaba también que la alusión de Tung a Falung Gong tenía relación con la autoinmolación de miembros del grupo en Pekín y añadió que las principales organizaciones religiosas «no condenan o promueven el suicidio o la autodestrucción».
Monseñor Zen por su parte ha pedido a Tung que «corrija su afirmación o al menos acepte que nos debe alguna declaración que nos proporcione tranquilidad».
El pasado 3 de octubre, el obispo de Hong Kong acusó al Gobierno de Pekín, en una carta abierta, de intentar interferir en la celebración conmemorativa de los nuevos 120 mártires canonizados por el Santo Padre pidiendo que la Iglesia en Hong Kong permaneciera en silencio.
La respuesta del obispo fue defender la independencia de la Iglesia. El pasado 29 de octubre, más de 1.200 personas asistieron a la misa en la catedral de la Inmaculada Concepción para celebrar la canonización de los 120 nuevos santos.