Patriarca de Siria y cardenal de la Iglesia católica

Habla el próximo cardenal Daoud, patriarca de Antioquía de los sirios

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ROMA, 20 feb 2001 (ZENIT.orgAVVENIRE).- «El Santo Padre mira, al inicio de este milenio, a las Iglesias orientales y espera de ellas un papel activo en la apuesta de la Iglesia por llegar a restaurar la unidad con las Iglesias orientales, y en especial con aquellas con las que existe un cierto distanciamiento». Es una afirmación del próximo cardenal Ignace Moussa I Daoud, patriarca de Antioquía de los sirios y primer patriarca de una Iglesia católica oriental en ser nombrado prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales.

Un nombramiento que tuvo lugar el pasado 25 de noviembre, tras la renuncia del cardenal italiano Achille Silvestrini.

Nacido en Siria, en 1930, el patriarca Daoud consiguió, en 1964, la licencia en derecho canónico en la Lateranense, antes de ser elegido obispo de El Cairo y luego de Homs, en Siria. Mañana será uno de los dos nuevos cardenales que no recibirán las vestiduras de ritual «por consideración hacia las Iglesias orientales».

–¿Podemos también sustraernos al trato de respeto: beatitud o eminencia?

–Ignace Moussa I Daoud: En mi caso, el nombramiento cardenalicio sigue siendo un título honorífico. He hablado con la Secretaría de Estado vaticana y con los responsables de protocolo y se han mostrado de acuerdo con mi interpretación. Por ello, el Santo Padre no me entregará mañana el birrete cardenalicio sino sólo la bula con el nombramiento y por tanto podré seguir vistiendo mi túnica de patriarca.

–Existe el precedente del patriarca-cardenal maronita Nasrallah Sfeir.

–Ignace Moussa I Daoud: El patriarca Sfeir ha encontrado otra solución, poniéndose sólo de vez en cuando la vestimenta cardenalicia. La mía en cambio es una vuelta a las más puras tradiciones orientales. Una opción compartida también por el patriarca de Alejandría, Stephanos Ghattas. La Curia romana, tras haber escuchado nuestras motivaciones, se ha convencido y ha decidido concedernos una especie de precedencia. El patriarca Ghattas será llamado el primero, por orden alfabético y por antigüedad patriarcal, para recibir la bula, luego le seguiré yo. Por consideración hacia las Iglesias orientales, según nos han dicho.

–¿Sería favorable a la inclusión automática de los patriarcas orientales en el colegio cardenalicio?

–Ignace Moussa I Daoud: No. Porque iría contra la evolución histórica que quiere que sea cada Sínodo patriarcal el que elija a sus patriarcas. Yo entro a formar parte del colegio cardenalicio a causa de mi cargo de prefecto y por mi
residencia en Roma.

–Pero el Papa es también Sumo Pontífice de la Iglesia universal, además de ser Patriarca de Occidente y puede ser de origen occidental y oriental.

–Ignace Moussa I Daoud: Es verdad. También en la historia de nuestro Patriarcado de Antioquía hemos tenido patriarcas de cultura siria o de cultura griega, pero todos titulares de alguna sede episcopal dentro del Patriarcado. Los patriarcas orientales tienen que seguir siendo cabezas de Iglesias locales y no convertirse en miembros del clero de Roma.

–¿También los ortodoxos piensan así?

–Ignace Moussa I Daoud: Los patriarcados ortodoxos reivindican justamente un patrimonio apostólico, pero, para nosotros católicos, existe también el primado del Papa, en su calidad de sucesor de Pedro. La elección de Pedro para pastorear el rebaño, por parte de Cristo, no es, digamos, personalizada, sino que se extiende a todos sus sucesores. Creo, de todos modos, que este desacuerdo con los ortodoxos desaparecerá poco a poco.

–¿Cómo ha acogido su nombramiento de prefecto?

–Ignace Moussa I Daoud: El que se me haya elegido puede deberse a varios elementos, entre ellos el hecho de que represento una Iglesia oriental, la siria, que habla árabe y vive en un ambiente que me podría ayudar en la romoción del diálogo entre el Islam y el cristianismo. Pero tengo que admitir que me sorprendió porque no estaba preparado para este «traslado». Mi vida patriarcal había comenzado recientemente hace algo más de dos años y había empezado apenas a conocer el ambiente y a tener más conocimiento y confianza en mi misión. Por tanto, he acogido mi nombramiento por el bien de la Iglesia universal y en especial de las Iglesias orientales. He aceptado e iré, en consecuencia, hasta el fondo.

–En mayo, el Papa visitará Siria. ¿Como sirio, qué piensa?

–Ignace Moussa I Daoud: La idea me causa una gran alegría. El deseo primero y último del Papa es el de seguir las huellas de Pablo, desde Damasco, donde el apóstol se convirtió, hasta Antioquía, y desde Asia Menor a Malta y Grecia. Quiero augurar que este viaje estimule a los estudiosos a redescubrir el patrimonio de las Iglesias sirias. Los expertos han abierto todos los tesoros culturales de los griegos y de los latinos pero nuestro patrimonio de espiritualidad, de tradiciones y de cultura espera todavía ser descubierto.

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ZENIT Staff

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