JERUSALÉN, 8 mayo 2001 (ZENIT.org–FIDES).- Uno de los máximos expertos en las relaciones Israel-Santa Sede constata que la visita de Juan Pablo II a Siria (5 al 8 de mayo) ha servido para superar las manipulaciones que algunos políticos hacen de la religión en el conflicto que tiene lugar en Oriente Medio.
El padre David Jaeger, franciscano israelí de la Custodia de Tierra Santa, en declaraciones a la agencia vaticana Fides, aclara: «A nivel espiritual, el Papa presenta un visión que desafía a los creyentes de todas las religiones de Oriente Medio. En esta región, la identificación religiosa es manipulada con frecuencia por el nacionalismo exasperado o como ideología que justifica la opresión. Sin embargo, las palabras del Papa constituyen un desafío a todo esto».
Por eso, aclara, «ha invitado a cristianos, judíos y musulmanes a superar este nivel de identificación religiosa y a concebir en su sentido profundo su creencia religiosa».
Un ejemplo de la manipulación religiosa que se da en Oriente Medio fueron las palabras del joven presidente Bashar al Assad en Damasco. «Es legítimo que el presidente sirio no esté de acuerdo con la política israelí –constata David Jaeger–. Pero lo que suscita críticas y perplejidad ha sido la referencia a los judíos y al judaísmo como tal, a quienes ha acusado de traición hacia Jesús y Mahoma. Esto no tiene nada que ver con la política».
En Israel, los medios de comunicación han apreciado las palabras de paz del pontífice, pero algunos han considerado que era cómplice con su presencia de las acusaciones de Assad. El padre Jaeger explica: «Más allá de algunas voces discordes, el mundo israelí ha comprendido que el Papa ha sido víctima de lo que se dijo en su presencia».