FROSINONE, 16 septiembre 2001 (ZENIT.org).- «La alegría del perdón» de Dios se convirtió en el mensaje que llevó Juan Pablo II a esta localidad del centro de Italia, en la que cumplió este domingo su visita pastoral número 140 desde el inicio de su pontificado, hace 23 años.
El Papa llegó en helicóptero procedente de Castel Gandolfo a esta ciudad, donde le esperaban más de 40 mil personas, en torno a las 10 de la mañana.
Cientos de personas se subieron a las terrazas y balcones adornados con globos blancos y amarillos (colores de la bandera pontificia) en honor de los fallecidos en los atentados en Estados Unidos.
«¡El perdón de Dios!», exclamó durante la homilía de misa que celebró en la plaza Viena de la ciudad. «Este es anuncio de alegría de alegría que necesita particularmente el mundo de hoy».
«El perdón es la alegría de Dios, antes incluso que la alegría del hombre –añadió comentando la parábola de «El hijo pródigo»–. Dios se alegra al acoger al pecador arrepentido; es más, Él mismo, que es Padre de infinita misericordia, suscita en el corazón humano la esperanza del perdón y la alegría de la reconciliación».
La visita del Papa a la población, que provocó un extraordinario entusiasmo, exigió importantes medidas de seguridad. De hecho, se desplegaron 4.000 agentes policiales para proteger al Papa y a los congregados en la plaza central, entre ellos el viceprimer ministro italiano Gianfranco Fini.
Durante la eucaristía se rezó por las víctimas, los heridos, los socorristas de los atentados cometidos en Estados Unidos el pasado 11 de septiembre. Al final de la misma, el pontífice pidió al pueblo estadounidense «no ceder a la tentación del odio y de la violencia» (Cf. «El Papa pide al pueblo estadounidense no dejarse llevar por el odio»).
Frosinone es una antigua ciudad de la región de Lazio, a la que también pertenece Roma, que hunde sus raíces en el siglo XIII y que hoy vive las contradicciones de un desarrollo moderno, pero con futuro incierto.