ROMA, 25 septiembre 2001 (ZENIT.org).- El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana considera que es un «deber» neutralizar con la fuerza al terrorismo internacional, pero al mismo tiempo ha dejado claro que la reacción principal a los atentados debe orientarse a la superación de los motivos que los provocaron.
Al intervenir este lunes ante el Comité permanente del episcopado, en Pisa, el cardenal Camillo Ruini afirmó: «Queda fuera de dudas el derecho, es más, el deber de combatir y neutralizar, en la medida de lo posible, el terrorismo internacional y sus promotores o defensores».
Ahora bien, Ruini, quien es también obispo vicario del Papa para la diócesis de Roma, aclaró que es «indispensable que este derecho-deber se ejerza no sólo a través del recurso de las armas –que debe ser siempre lo más limitado posible, sin represalias indiscriminadas–, sino también y principalmente movilizándose para remover los motivos y los núcleos que alimentan el terrorismo».
El purpurado, de 70 años de edad, consideró que los países tradicionalmente cercanos y solidarios con Estados Unidos no deben dejar sola a esta nación en su justa respuesta a los ataques.
«En este sentido –aclaró–, el principal nudo que queda por deshacer es el de la Tierra Santa y el del conflicto árabe-israelí». Según el purpurado, tras cincuenta años hostilidades, debería quedar claro que sólo se superará el problema con «una negociación que tenga en cuenta los derechos y las exigencias de cada uno y que busque darles una respuesta de la manera más justa posible».
El cardenal Ruini explicó también que a la hora de combatir el terrorismo «es necesario no caer en simplificaciones y generalizaciones que tendrían consecuencias funestas a un nivel global y duradero». En particular pidió no confundir el extremismo violento, presente en algunas poblaciones islámicas, con la religión musulmana.